La avicultura, en la encrucijada para alcanzar mejor rentabilidad

La avicultura, en la encrucijada para alcanzar mejor rentabilidad

Economías Regionales. Las aves son altamente eficientes para convertir granos en proteína animal. Pero el bajo nivel de producción no satisface las expectativas del sector. La experiencia de la granja de Rubén Barón

La avicultura representa una de las economías regionales con mayor empuje de la provincia de Entre Ríos. Con su corazón productivo en Crespo, experimenta un franco crecimiento y se diversificó no solamente en lo que respecta a la producción de carne sino que amplía sus posibilidades hacia los ovoproductos, empezando por darle valor a la producción primaria en las cientos de granjas avícolas repartidas en esa localidad y en el resto del territorio entrerriano.

Su idiosincracia, el legado generacional que persiste en el tiempo, confluyen en la historia de Rubén Barón, fiel exponente del pequeño productor avicultor que mantiene una tradición que ya lleva medio siglo. Defensor de las raíces que le transmitieron las cualidades del trabajo y el querer la actividad en el campo, el hombre entiende que a la avicultura actual se la debe mejorar. “Es un emprendimiento familiar y cuando te agrandás mucho necesitás empleados”, describió Barón, dueño de una granja de gallinas ponedoras que se esfuerza por pegar el salto de calidad. En un rápido análisis de la realidad del sector marcó como uno de los déficit a la dificultad para conseguir personal capacitado, en lo que se constituye en una de sus principales preocupaciones. “Tengo un emprendimiento chico, por la forma en que trabajo. No salgo a arrendar porque no sirve”, manifestó en diálogo con UNO. Su establecimiento, una explotación mixta donde conviven la producción de cereales y la ganadería en feed lot, subsiste por la energía familiar que le imprimen su mujer y sus tres hijos.

Para el avicultor, una de las condiciones necesarias para diseñar un buen proyecto es disponer de un buen tinglado, en lo posible con jaulas bastante modernas. Otro de los factores a tener en cuenta es la adquisición de los animales, en este caso las llamadas pollas.

 

“Cada una sale 50 pesos y hasta que pone huevos 70. El animal tiene una vida útil de dos años y después tenés que reponerlas”, graficó. En un período de 150 días el ave comienza a poner huevos, hasta que a los 365 días se le practica el primer replume, que implica que el animal detenga la producción. Según afirmó el productor, la gallina pone 300 huevos el primer año, aunque esa marca desciende durante el segundo año debido a su lento envejecimiento. “Cuando la estás vendiendo lo hacés a un nivel de productividad del 60%”, analizó.

 

 

Momento auspicioso

 

Acerca de la realidad que atraviesa el sector avícola, en especial en el Departamento Paraná, Barón evaluó que la mayoría de los productores no presentan mayores inconvenientes porque producen granos. Ese cereal se destina a la alimentación de las gallinas ponedoras, entonces actúa como un elemento de reserva en casos de etapas de crisis. “En mi caso deposito los granos en una cooperativa y ellos me hacen el alimento. La mayoría tiene la fábrica en su casa”, indicó. En relación al alimento que consumen las aves sostuvo que tiene ser balanceado, “sino los animales se mueren o, mejor dicho, no te van a poner huevos. Al estar encerrada, la gallina necesita las vitaminas, minerales, todo lo que necesita para producir”.

La prosperidad de una granja depende en gran medida de una serie de factores que ayudan a mejorar la rentabilidad del sector y a su vez potenciar las posibilidades del negocio. Según el productor, se deben tener en cuenta “la bioseguridad, la calidad, no andar en otras granjas y trasladar enfermedades que lleguen hasta la tuya”.

 

 

Producción y venta

 

La granja avícola con sede en Crespo comercializa su producción a varias provincias de nuestro país, entre ellos el norte de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. Por ahora está lejos de sus posibilidades poder exportar, ya que al ubicarse en el escalón más bajo del nivel de producción prioriza el mercado interno. “No puedo salir a vender con los intermediarios que tienen su cadena de producción”, planteó.

 

El avicultor remarcó que una de las principales dificultades del sector está ligada a la imposibilidad de reponer animales. “Como bajó el cereal, los avicultores pueden estar más tranquilos”, subrayó.

Aludió también que el precio del huevo es una de las desventajas que atenta contra el crecimiento de la actividad. En la actualidad, el precio del cajón de huevo -30 docenas- alcanza los 220 pesos. “Por cómo están los costos fijos, el precio del cajón tendría que ser de 300 pesos. No hay mucha producción, ya que en la Argentina hay 42 millones de gallinas; hay más gallinas que habitantes”, expresó. En una reunión celebrada entre productores avícolas de la región fueron abordadas diferentes problemáticas, entre ellas los inconvenientes para exportar y esto incide negativamente en el mercado. “El huevo cáscara se destina al consumo diario y a las panaderías”, alegó en relación a la utilidad que se le da al producto.

Mencionó que para mejorar las expectativas de la actividad es necesario mejorar el plan de luz, disponer de un veterinario con experiencia y manejar con criterio las cortinas, la forma más práctica para ventilar el hábitat de las gallinas ponedoras en su proceso productivo.

 

 

Números que hablan de un despegue

De acuerdo a datos que surgen del relevamiento periódico de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia), la producción de huevos mostró un franco crecimiento en 2014, instalándose el producto como uno de los preferidos en la mesa de los argentinos.

En el comparado interanual, cerró con una producción de 11.770.000.000 unidades, contra 10.900.000.000 en 2013, un consumo de 256 huevos per cápita contra 244 en 2013, inversiones por 1.200 millones de pesos, versus 1.000 millones de pesos en el año anterior, en tanto que las exportaciones estimadas cerrarán el año en el orden de los 57 millones de dólares, sumando huevo cáscara, ovoproductos y carne de gallina contra 50 millones de dólares en 2013, arrojando un crecimiento del 14%.

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