Autos sepultados bajo el agua y furor por la ropa mojada en oferta, contrastes de Belgrano

Autos sepultados bajo el agua y furor por la ropa mojada en oferta, contrastes de Belgrano
Los subsuelos de varias cocheras quedaron inundados. Y hubo colas por las rebajas de los comercios afectados.
La zona de Belgrano era ayer un escenario de contrastes. Por un lado, la avenida Cabildo y el polígono de las calles Blanco Encalada, Ciudad de la Paz y Olazábal, pasaron de ser un río a un paseo de compras colapsado en sólo unas pocas horas. Por otro, la mala sangre de los que perdieron sus autos arrastrados por la correntada o sepultados en alguno de los garages inundados.

Los comerciantes, resignados, intentaban recuperarse del desborde del Arroyo Vega una vez más. “¿Para qué reclamar? Encima la gente se queja. Pongo en liquidación todo a $ 10, menos del precio de costo y vienen a quejarse”, relató Noemí, dueña de un local de indumentaria sobre Blanco Encalada.

Quienes no estuvieran al tanto de la inundación pensarían que se trataba de una postal de diciembre cercano a las fiestas. Gente alborotada, negocios con largas colas, descuentos de hasta el 60% y carteles de “Todo por $10”.

Unas veinte cuadras más arriba, en Libertador e Iberá, un edificio de doce pisos no resistió la “crecida” del agua y sus tres cocheras subterráneas se inundaron.

La encargada de comunicaciones de la empresa enviada por el Gobierno porteño para drenar el agua dijo que tardarían “al menos doce horas” en vaciar los subsuelos y que los vecinos “se encontraban bien”. Por supuesto, sin contar que muchos habían perdido sus autos bajo miles de litros de agua.

Algunos comerciantes pudieron salvar parte de la mercadería, pero la fuerza del agua les arruinó la fachada del local y varios quedaron sin vidrieras.

Sobre Cabildo 2340 gente amontonada hacía fila para entrar al local que ofrecía “todo por $ 20”, desde vestidos hasta musculosas. “Hace diez años que estoy y siempre pasa esto. La inundación de noviembre fue un poco más leve porque el agua bajó rápido. Esta vez quedó estancada tres horas. Ahora a ver como seguimos, el alquiler se paga igual. Nadie te perdona nada” explicó Jimena, empleada de un comercio de zapatos. Volver a acomodarse llevará tiempo. Ayer, alrededor de las cuatro de la tarde, en un negocio de Ciudad de la Paz 2387 todavía seguían desagotando el interior con baldes. Otros habían conseguido bombas eléctricas.

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