Por la fuerte suba de los precios de los alimentos, el poder de compra de la Asignación Universal por Hijo (AUH) actualmente está un 15% por debajo del nivel que tenía cuando se lanzó este beneficio a fines de 2009.

La asignación está fijada en este momento en $644. En octubre de 2009 era de $180. Esto implica que tuvo un aumento nominal de 258%. Sin embargo, en estos cinco años los precios de los alimentos subieron 322 por ciento.

Para compensar esa pérdida de poder adquisitivo, la AUH debería estar ahora en $760 y ser ajustada hacia delante al mismo ritmo que la inflación de los alimentos.

Se utiliza este rubro como referencia porque las familias que cobran el subsidio y otros planes sociales gastan prácticamente todos sus ingresos en los productos de la canasta alimentaria, según explicó la ex directora del área de Precios del INDEC, Graciela Bevacqua. Esta experta fue desplazada de ese organismo en enero de 2007 por negarse a manipular las cifras de inflación tras la intervención política del entonces secretario de Comercio Guillermo Moreno.

Este beneficio de $644 para niños menores de 18 años y de $2.100 para hijos discapacitados sin límite de edad, lo cobran los padres de 3,5 millones de chicos. Y tanto el monto, el porcentaje como el momento de los aumentos los fija discrecionalmente el Gobierno. Otros planes sociales, como Argentina Trabaja, también aumentaron menos que la inflación de los alimentos.

La AUH arrancó con un beneficio de $180 por hijo para los padres desocupados, que trabajan en el mercado informal y que ganan menos del salario mínimo, vital y móvil. También lo cobran los trabajadores inscriptos en los planes “Argentina Trabaja / Manos a la Obra”, “Programa de Trabajo Autogestionario, los Monotributistas Sociales y las empleadas del Servicio Doméstico, estén o no registradas.

La AUH se abona hasta un máximo de 5 hijos. Y la ANSES lo paga a uno de los padres, priorizando a la mamá. Distintos informes señalan que en una alta proporción la AUH permite que muchas familias dejen de ser indigentes, pero no pueden superar la línea de pobreza que se ubica por encima de los $5.000 mensuales.

Del informe de Bevacqua se desprende que la AUH se fue deteriorando porque los aumentos siempre fueron inferiores a la inflación real de los alimentos, con ajustes anuales o cada 10 o 11 meses. El último aumento se otorgó a partir de junio aunque el nuevo monto de $644 no compensó el alza de los precios y resultó así un 7% inferior al de octubre de 2009. La suba de los precios de los alimentos posteriores a junio licuaron otros 8 puntos el beneficio.

Durante todo el período anterior a cada aumento del subsidio, por la aceleración inflacionaria, la AUH soportó una brusca caída del poder adquisitivo de los beneficiarios que en ningún momento fue compensado. Además, la AUH no tiene movilidad automática, como sucede con las jubilaciones que se ajustan 2 veces por año y que aun así, en momentos de alta inflación, no pueden acompañar la suba de los precios.