Los asesinos de Matías Berardi lo raptaron por su "ropa cheta"

Los asesinos de Matías Berardi lo raptaron por su "ropa cheta"
Los jueces del Tribunal Oral Federal 3 de San Martín, dieron a conocer los fundamentos del fallo por el que cinco imputados recibieron prisión perpetua y el resto penas de hasta 24 años de cárcel.

El tribunal que condenó a los acusados del secuestro y crimen de Matías Berardi, cometidos en 2010 en Escobar, dio por probado que al adolescente lo eligieron porque les gustó su "ropa cheta" y descartó que la chica de 17 años que terminó absuelta haya sido su cuidadora o lo haya liberado.

Los jueces Elbio Osores Soler, Lidia Soto y Germán Castelli, del Tribunal Oral Federal (TOF) 3 de San Martín, dieron a conocer los fundamentos del fallo por el que cinco imputados recibieron prisión perpetua y el resto penas de hasta 24 años de cárcel.

Uno de los testimonios más valorados por los magistrados fue el de una chica de 17 años que era pareja de uno de los condenados, Gonzalo Alvarez (34), y que pese a las graves amenazas que recibió, relató en el juicio detalles del secuestro y la ejecución de Matías que le contó su novio.

La adolescente relató que el día que secuestraron a Berardi, el 28 de septiembre de 2010, en realidad iban a robar una casa y como se les "pinchó ese trabajo", lo capturaron a Matías: Lo agarraron de cheto (sic), afirmó, explicando que eso quería decir que les gustó su ropa.

La chica afirmó que del secuestro participaron Gabriel Figueroa (27), Néstor Facundo Maidana (25), Federico Maidana (30), Damián Sack (26) y su novio, y que ella pudo leer un mensaje en el celular de un familiar que decía: Tenemos al chancho de América (sic), es decir, que habían capturado a una persona.

Los jueces afirmaron que tras analizar las llamadas entrantes y salientes de los celulares de los imputados "se advierte la gran cantidad de comunicaciones mantenidas al momento de producirse la captura de Matías y con posterioridad a ese hecho".

El fallo destacó que "ninguna duda existe respecto de que Néstor Facundo Maidana fue quien se encargó de realizar las llamadas extorsivas" a la familia de Matías, ya que otra víctima de la misma banda, Augusto Castillo, reconoció su voz.

Sobre el lugar de cautiverio, se dio por acreditado que Berardi fue llevado a la casa del herrero uruguayo Richard Fabián Souto (46), y que su esposa, Ana Cristina Moyano (41), la hermana de ésta última, Celeste Moyano (29) y la hija del matrimonio, Jennifer Souto Moyano (21), ayudaron a retenerlo y cuidarlo junto con el grupo que lo capturó y con otro joven, Elías Vivas (18).

En cambio, los jueces descartaron que la otra hija de 17 años de Souto haya sido "custodia", "vigiladora" o "cuidadora" de Matías, tal como afirmaron los abogados de la familia de la víctima y la fiscalía durante el juicio y dijeron que no estuvo en la casa cuando Berardi se escapó y luego fue asesinado por ese motivo.

Recordaron que apenas ocurrió esto, cerca de las 20.30, Ana, Celeste y Jennifer empezaron a gritar a los vecinos del barrio que Matías era un ladrón para que nadie lo ayudara (lo cual efectivamente ocurrió) y ninguno de los testigos vio a la menor de la familia en esa situación.

Por entonces, la chica de 16 años cursaba cuarto año en la ESB 44 de Benavídez, era abanderada y los directivos, profesores y preceptores que declararon destacaron su "muy buen comportamiento", incluso con sus compañeros.

Pero una prueba que fue determinante para los jueces fue que la chica iba a la escuela de 17 a 22 horas y que, según un libro de asistencias, el 28 de septiembre estuvo presente y no se retiró antes.

Respecto de quien mató a Matías, uno de los jueces dijo que el disparo mortal fue realizado por Néstor Facundo Maidana porque la prueba del Dermotest detectó pólvora en su mano.

Berardi (16) fue secuestrado a las 5.30 del 28 de septiembre de 2010, en el cruce de ruta 26 y Panamericana, en la localidad de Ingeniero Maschwitz, partido de Escobar, donde bajó de una combi cuando regresaba de una fiesta.

La banda pidió un rescate de 30.000 pesos y trasladó al chico al taller de Souto, donde lo tuvo atado y vendado en un baño.

Tras pasar 14 horas cautivo, Matías logró escapar y comenzó a pedir ayuda entre los vecinos a quienes les decía que lo tenían secuestrado, pero no logró que nadie lo ayudara, ni refugiara.

Tras ser recapturado, fue trasladado a un descampado en Campana, donde los asesinos lo mataron de dos disparos.

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