Por el asesinato de un vecino en Wilde intervienen una comisaría

Por el asesinato de un vecino en Wilde intervienen una comisaría
Allegados a la víctima dijeron que llamaron al 911 para alertar por la presencia de un auto sospechoso frente a una casa; allí se cometía un asalto con toma de rehenes, que la policía no advirtió y se retiró
Ni las rejas, ni el sistema de alarmas intravecinal, ni las reuniones regulares con el comisario de la zona, ni siquiera dos llamadas al número de emergencias 911 realizadas por los vecinos fueron suficientes para evitar el asesinato del vecino Javier Gallardo , de 42 años.

El homicidio, ocurrido durante una entradera en una zona residencial de Wilde, en el partido de Avellaneda, despertó la indignación de allegados y vecinos de la víctima, quienes denunciaron la inacción policial. Ante las quejas, el gobernador Daniel Scioli, le ordenó al ministro de Seguridad, Alejandro Granados, que dispusiera la intervención de la comisaría 5a., en Wilde.

Anoche, decenas de vecinos marcharon por la avenida Las Flores, en pleno centro de Wilde, hasta la citada seccional para protestar por la falta de acción policial que derivó en el homicidio de Gallardo.

Según fuentes de ese ministerio, en las próximas horas, el uniformado que estaba de guardia en la central de comunicaciones sería separado de la policía. Además se determinó que la patrulla fue dos veces al lugar: la primera, el vehículo denunciado no estaba; la segunda, sí.

"Varios vecinos vimos un Volkswagen Bora negro que circulaba por la zona y nos pareció sospechoso, así que llamamos al 911. Mandaron a un patrullero, pero el móvil pasó con dos policías, que vieron que estaba vacío, y siguieron de largo. En ese momento, aparentemente, los delincuentes, que habían llegado a bordo de ese vehículo, estaban asaltando a los dueños de una casa de la cuadra", relató ayer a LA NACION Antonio Cattáneo, quien vive al lado de la vivienda de Bolívar 5559.

La superintendenta de Seguridad de la policía bonaerense, comisario general Carmen Cunial, confirmó que en la comisaría 5a. se recibió por lo menos una denuncia por el Volkswagen Bora y que un patrullero acudió a inspeccionar la calle. "Sin embargo, no se terminó con el protocolo establecido ni se tomó la patente del vehículo, por lo que se determinó dar inmediata intervención a la Auditoría General de Asuntos Internos para que investigue qué sucedió", explicó Cunial.

Una mujer que vive en la misma zona del hecho aseguró que una hora antes un grupo de delincuentes armados había intentado ingresar en su casa, a sólo dos cuadras de la casa donde fue asesinado Gallardo.

"A las 7, mientras mi marido entraba el auto, vi que lo abordaron dos delincuentes con un arma. Empecé a los gritos y una amiga que estaba en casa llamó a la policía. Los ladrones huyeron sin que pasara nada. Al rato vino un patrullero, hicieron preguntas y se fueron. No lo puedo creer", contó Elsa Madina.

La entradera que terminó con el asesinato de Gallardo se registró anteanoche, minutos antes de las 20, cuando un grupo de tres delincuentes interceptaron a Gabriel Cantavenera cuando salía de la casa de su madre y lo obligaron a ingresar en la vivienda con ellos. Según relató Marcelo, hermano de Gabriel, los delincuentes los encapucharon y ataron durante unas dos horas mientras revisaban la casa. Los amenazaron de muerte reiteradas veces y golpearon con violencia desmedida a su madre, mientras les preguntaban "dónde están los dólares".

A las 22, llegó Gallardo a la casa, un hombre de 42 años que era amigo de la familia y que, según relató un vecino, hacía varios años vivía en el fondo de la casa. Según fuentes policiales, los delincuentes que estaban dentro de la casa abrieron fuego contra Gallardo porque sospecharon que era un policía o porque temieron que avisara a la comisaría. Primero le dispararon por la espalda y luego lo remataron de tres balazos en la cara.

"Escuché los disparos y corrí hacia la calle. Encontré a Javier tirado en la vereda, aunque estaba tan cubierto de sangre que no lo reconocí. Estaban todos los vecinos, uno llamó a la ambulancia mientras otro intentó hacerle los primeros auxilios. Después de esperar a la ambulancia media hora lo llevamos al hospital. Cuando llegamos ya estaba muerto. Venía de la facultad, tenía las llaves en la mano", relató Cattáneo.

Cuando finalmente llegaron los policías, fueron recibidos por los vecinos, que les propinaron una catarata de insultos a los gritos.

Elvira, otra vecina de la zona, fue contundente: "Llegó el móvil y Javier ya estaba muerto. Los veinte vecinos que estaban afuera rodearon el vehículo de la policía a los gritos. Les querían pegar, casi los linchan. Tuvieron que volver a la comisaría y regresaron con refuerzos. Todos estábamos indignados".

LA HISTORIA SE REPITE

El 17 noviembre de 2009, el asesinato de la catequista y arquitecta Renata Toscano desató un reclamo similar. Cientos de vecinos de Wilde marcharon a la misma comisaría para denunciar el mal funcionamiento de la línea 911. El por entonces ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Carlos Stornelli denunció que un grupo de policías desplazados por hechos de corrupción había planeado ese asesinato, entre otros, con el fin de desestabilizar al gobierno de Daniel Scioli, una declaración que contribuyó fuertemente a su desplazamiento en 2010.

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