Arturo, "el oso más triste del mundo"

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En mayo de 2012, Arturo se convirtió en el único ejemplar de oso polar en Argentina. El oso supo ser una de las mayores atracciones del Zoo mendocino, luego de llegar al paseo en 1993 desde Colorado, Estados Unidos.

"El oso más triste del mundo", así lo llamaron dos medios británicos (Mirror y Daily Mail) y la ABC española en 2014 cuando Greenpeace comenzaba una cruzada para que Arturo fuera enviado a un refugio en Canadá.

La campaña de la ONG reunió más de 200 mil firmas pero los estudios de especialistas determinaron que el traslado sería riesgoso para su salud. Ante la negativa para sacarlo de Mendoza, se comenzaron a exigir reformas en su refugio.

En mayo de 2012, Arturo se convirtió en el único ejemplar de oso polar en Argentina. Hasta esa fecha quien lo acompañaba era Pelusa, una osa polar que había llegado a la provincia años antes. Si bien, nunca se pudo determinar la edad del animal, se estimó que falleció a los 37 años. Poco antes de morir, Pelusa y Arturo se pelearon y esto deterioró más la salud de la hembra.

Un año antes, se realizó una importante reforma en los aposentos de la pareja. El recinto en el que pasaban sus días hasta ese momento era de 30 metros cuadrados. En 2011, se les construyó una pileta y dos dormitorios. El predio que compartían pasó a unos 280 metros cuadrados. También se le colocaron aparatos de aire acondicionado para mejorar su calidad de vida.

Si bien estos animales son solitarios, desde la ausencia de su compañera el ánimo del macho se vio afectado, unido al paso de los años que ya comenzaba a causarle más problemas.

El oso supo ser una de las mayores atracciones del Zoo mendocino, luego de llegar al paseo en 1993 desde Colorado, Estados Unidos. Arturo forma parte de la quinta generación de osos polares que nació en cautiverio pero nunca tuvo crías.

Los profesionales estiman que la especie vive entre 20 y 25 años en libertad y en cautiverio puede llegar a los 30 ó 35.

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