El intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, desafió a María Eugenia Vidal manifestando sus intenciones de postularse para un segundo mandato en una jugada que encendió las alarmas de Cambiemos.

"En el segundo mandato, por ejemplo, usted va a llegar y va a encontrar un parque con todo cortadito, los árboles bien, todo el mundo comiendo asado". Así decía Arroyo a los periodistas en una recorrida por la pequeña localidad de Camet.

La frase obligó a los cronistas a preguntarle por sus pretensiones de reelección. El intendente se mostró sorprendido por la pregunta, dijo estar haciendo las cosas bien y pidió el respaldo de la Gobernadora. "No tengo porqué no tener el respaldo de Cambiemos, estoy haciendo las cosas bien, sigo viviendo en la misma casa, tengo el mismo auto, uso las mismas pilchas, hago los mandados", dijo.

Las frases del intendente tensionan la estrategia del oficialismo, que ya trabajaba para apuntalar la candidatura del diputado Guillermo Montengro, quien hace algunas semanas cambió su domicilio a esa ciudad. El problema en la estrategia de la Gobernadora es que no todo Cambiemos está cohesionado detrás de la candidatura del ex embajador de Uruguay. 

Desde que Mar del Plata comenzó a requerir la atención de los gobiernos nacional y provincial, el oficialismo comenzó a ensayar distintas alternativas. Los actores que juegan son varios: el presidente de Diputados, Manuel Mosca trabaja en tandem con Federico Salvai; Joaquín De la Torre (ministro de Gobierno) tiene sus referentes. Emilio Monzó también hace sus jugadas.

Desde hace meses, el propio gobierno potenció algunos candidatos: el radical Maximiliano Abad y el senador Franco Bagnato están listos para salir a la cancha. También tiene ansias de poder, Vilma Baragiola -quien encabezó la lista de concejales en 2017-. Todos los sectores mueven sus nombres.

En ese escenario, la decisión de Vidal de potenciar a Montenegro, lejos de contener a esos  sectores, aceleró las tensiones por la continuidad de Arroyo. Sectores jóvenes del PRO venían trabajando fuerte desde fines de 2015 y se ilusionaban con la intendencia. La llegada de un outsider cayó como balde de agua fría.

Es en esa tensión donde Arroyo arremete ahora sorprendiendo con su autopostulación. El alcalde tiene una buena carta: si el gobierno no lo quiere como candidato podría ir con su propio partido vecinalista, el mismo que utilizó varias veces para ser concejal y con el que se ganó el respeto de los marplatenses.

Una candidatura de Arroyo por fuera de Cambiemos podría generar un fuerte impacto en la estrategia electoral del oficialismo. Más aún cuando el peronismo filo kirchnerista pareciera encontrar un camino acercando a figuras que supieron responder a Daniel Scioli.

Provocador, Arroyo se muestra como un Pepe Mujica marplatense La frase: "sigo viviendo en la misma casa, tengo el mismo auto, uso las mismas pilchas, hago los mandados", no fue casual.

Quizás la ideología pueda diferenciarlos.

Por lo pronto, su eterno enfrentamiento con el todopoderoso Aldrey Iglesias genera simpatías en un sector de la sociedad de Mar del Plata.

Sus declaraciones generan impacto que otro sector rechaza y que le generan roces con la propia Gobernadora. Por caso, LPO pudo saber que hubo todo un trabajo tanto desde el gobierno provincial como desde el municipio para lograr que Vidal y Arroyo se muestren juntos en el acto que daba inicio a la temporada de Mar del Plata. Pero, las declaraciones del intendente, asegurando que había que "mandar a alguna chica bonita a convencer empresarios que inviertan Mar del Plata", hizo enfurecer a la Gobernadora.

"Yo creo que estoy cumpliendo", siguió diciendo Arroyo en su recorrida por Camet. "El tema de la policía está funcionando bien. Nos falta el tema del hospital. Estamos metiéndole al Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias camas para convertirlo en un hospital, lo que le permitirá a Mar del Plata entrar en la coparticipación que brinda Provincia para temas de salud", concluyó el jefe comunal.