Arranca la ambulancia de Lavagna

Arranca la ambulancia de Lavagna

Con una Junta Promotora, el lavagnismo crea redes en Provincia. El armado y los “fugados” de otros espacios. El temor a dejar un tendal de “heridos”. Ya aparecen diferencias tácticas y estratégicas

La vida de los seres humanos está atravesada por los números, y el lavagnismo parece abonar la teoría de que “cuantos más, mejor”, recogiendo en modo ambulancia a los soldados que van quedando heridos tras las batallas de otros espacios.

Decidido a competir por ocupar el sillón de la Casa Rosada, el exministro de Economía surfea este tiempo preelectoral con reuniones sin prensa y pocas definiciones políticas y económicas.

Por debajo, un grupo de dirigentes, punteros y exfuncionarios tejen y destejen para conformar una red que sostenga la candidatura de un postulante que, para buena parte del electorado -el joven, especialmente- es un personaje desconocido.

Entre los costureros de “Consenso 19” a nivel provincial se encuentran recono-cidos peronistas con paso por la función pública durante la gestión de Eduardo Duhalde, otros que mantuvieron vínculos con el randazzismo o el massismo, y hasta algunos que fueron kirchneristas hasta hace un puñado de horas.

Claro está que el lavagnismo puro recién comienza a dar sus primeros pasos, buscando, casi a los codazos, un espacio propio de representación dentro de Alternativa Federal, el conglomerado que protege, como un paraguas, a massistas, pichettistas, gobernadores no kirchneristas y otras vertientes del peronismo que quieren una “tercera vía”. Es decir, escapar a la dualidad Macri - Cristina.

Por lo pronto, el “Lavagna team” ya cuenta con una Junta Promotora de nueve miembros, encargada de coordinar acciones y definir estrategias y nombres propios en cada uno de los distritos del territorio bonaerense de cara a lo que se avecina: la batalla electoral.

En ella abrevan referentes eyectados del Frente Renovador de Sergio Massa o el espacio Cumplir de Florencio Randazzo. Incluso desde el aparentemente férreo sector K, como el exfuncionario sciolista y hasta hace días jefe de Gabinete de la alcaldesa Verónica Magario en La Matanza, Alejandro “Topo” Rodríguez.

Las proyecciones sitúan hoy al exministro de Economía de dos mandatarios peronistas (Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner) con una intención de voto en torno al 12 por ciento, algo por debajo de las expectativas que genera Sergio Massa (aunque tiene un índice de rechazo mucho más alto que Lavagna) y holgadamente superior a la de sus compañeros de ruta Miguel Pichetto, Juan Manuel Urtubey o algún que otro gobernador con aspiraciones presidenciales.

Para sostener su proyecto, Lavagna no cuenta con aparato propio, sino que se apoya en lo que han comenzado a construir antiguos duhaldistas -incluida la exdiputada Hilda “Chiche” Duhalde- y quienes lo consideran una oferta más tentadora que el resto de postulantes de la “calle del medio”.

El matiz multicolor de este grupo promotor enfrenta varios problemas. En primer lugar, cómo asegurar representatividad a las diferentes vertientes, incluso cómo alejar a quienes, según los más talibanes, “se quieren meter por la ventana cuando no se acercaron antes a Alternativa Federal”, como explicó un viejo dirigente duhaldista. En simultáneo aseguran que van con pies de plomo para, al momento de la definición en los distritos, no dejar demasiados heridos. De forma paralela, por el momento no pareciera haber consenso en cuanto a la manera de relacionarse con el radicalismo, por ejemplo, habida cuenta de que algunos consideran

que hay un obstáculo adicional: cualquier paso hacia la integración con el sector que encabezan Ricardo Alfonsín, Federico Storani o Jorge Sappia no será con la UCR orgánica; aunque en el algunos distritos se habla de armar una lista propia, independientemente de lo que decida la convención partidaria respecto de seguir en Cambiemos. Fantasmas que en los próximos días, con nombres definidos, podrían comenzar a despejarse.

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