Apuntes y debates sobre el aborto con un final antinómico

Por  Lic. Daniela Castro. Diputada Nacional FPV-PJ.

Si algo dejó el tratamiento del aborto en el Congreso, y más aun su media sanción por 129 votos a favor y 125 en contra, fue una serie de apuntes, debates abiertos y un final bajo la antinomia Sí o No.

Apuntes: ¿De dónde vino el proyecto de aborto legal? Sintéticamente; desde hace décadas es promovido y demandado por sectores feministas y de movimientos de mujeres no feministas del país. En mayo de 2005, se lanzó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito, bajo el lema: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. En marzo de este año se presentó un proyecto de ley 0230-D-2018, al que llamaron IVE, Interrupción Voluntaria del Embarazo, bajo el argumento de “despenalizar a la mujer que aborte”. Pero luego del debate y en la media sanción lo que quedó plasmado fue la legalización del aborto.

Lo que no se puede negar es que los abortos se hacen y que es un ámbito más de reproducción de las desigualdades; donde la mujer que tiene dinero paga por mejores condiciones médicas y las mujeres pobres no, y por lo tanto, las probabilidades de morir de estas últimas son mayores.

El proyecto inicial propuso: toda mujer tiene “derecho” a la IVE/aborto hasta la semana 14, es decir, hasta los tres meses y medio de embarazo. Rápido acceso en los servicios del sistema de salud; 5 (cinco) días desde su requerimiento, IVE/aborto en cualquier mes de embarazo para casos especiales: violación (sólo se necesita declaración jurada de la persona ante el profesional médico), riesgo para la vida o la salud física, psíquica o social de la mujer y malformaciones fetales graves. Para las personas de más de 16 años IVE sólo con su consentimiento y para las menores de 13 años su consentimiento informado con la asistencia de, al menos uno de sus progenitores o representante legal y derogación de los artículos 85 inc. 2, 86 y 88 del Código Penal de la Nación.

Debates: un punto central del debate fue considerar al aborto como “derecho humano”, particularmente considero que no es un derecho. Las mujeres y los hombres tenemos derecho a la salud, que incluye los derechos sexuales y reproductivos. El aborto es una práctica médica, en todo caso, pero no un derecho. Y si bien los organismos internacionales hablan sobre los abortos y las condiciones que deben brindar los Estados, no hay explícitos fundamentos de tal práctica como derecho. Por el contrario, la CEDAW y otras convenciones protegen la maternidad. La misma Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) establece que “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”, este orden no es casual, sino que marca que la vida es el primer y fundamental derecho.

Otro debate radicó en la existencia de persona o no y de allí si hay derechos y delito. Por convicción personal estoy a favor de la vida humana desde el momento de la concepción. Asimismo, este principio se halla en la Convención Americana de los Derechos Humanos, cito: “toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. La Argentina adhirió y le dio jerarquía constitucional, así lo establece el artículo 75 inc. 22 de la Constitución Nacional. En esto radica el argumento de inconstitucionalidad de la legalización del aborto. Pero quisiera aclarar que, a diferencia de otros y otras, considero que no hay persona. De hecho, voté a favor del cese de la crioconservación de embriones luego de 10 años -proyecto que el Senado nunca trató y por lo tanto no hay ley que regule qué hacer con los embriones- no obstante, hay un proceso de vida humana que debemos permitir que prosiga, que al concluir la gestación haya nacimiento y persona. Además hay que destacar que, la crioconservación de embriones está ligada a la fertilización asistida, en definitiva, hay un espíritu ligado a: dar vida, hacer que la vida sea posible, en el aborto no. A las 14 semanas de embarazo hay un corazón que late.   

El proyecto pone énfasis en la posibilidad de la mujer de decidir qué hacer con “su cuerpo”-como grito y lucha contra el patriarcado- lucha asumida fuertemente por las izquierdas y el progresismo, sin embargo, deviene en un liberalismo a ultranza. Es un proyecto absolutamente individualista, asume una lógica de la libertad en extremo sentido individual: “yo hago con mi cuerpo lo que yo quiero, el ¨otro¨ no importa”. Pero además de eso pone a la mujer como total responsable de “su” decisión de coartar la gestación, de que ese “alguien” no sea. Decisión que es para siempre…

De lo que hubo poco en el debate fue de despenalización. Sólo un artículo está dedicado a ello, y además fue modificado en la votación en particular, consiste en derogar el artículo 88 del código penal que es el que, en la actualidad, pena a la mujer de 1 a 4 años de cárcel por aborto. Si el espíritu de la ley hubiese sido éste, seguramente habría contado con el acuerdo de prácticamente todos los  legisladores y las legisladoras, entre las que me incluyo. Respecto a los artículos 85 inc. 2 y 86 también son derogados, pero debido a que la nueva ley permite libremente el aborto hasta la semana 14 y para los casos de violación y salud hay referencia expresa en el nuevo proyecto. El escaso debate y articulado sobre este punto develó el verdadero espíritu del proyecto IVE: la legalización del aborto en Argentina. Incluso, la consiga de los últimos días fue: “aborto legal en el hospital”.  

Muchos puntos quedaron sin ser considerados en profundidad en el texto de la ley; no hay obligaciones legales en los casos de IVE/aborto para las violaciones, como por ejemplo denunciarla, tampoco protección de las menores de edad para evitar que sean presionadas por sus familiares y/o parejas a abortar -ya que será legal-, las consejerías sobre las consecuencias físicas y psicológicas post aborto no serán obligatorias, entre otros temas.  

Fue un debate arduo, que excedió a los bloques políticos, y por ello, todos los diputados y diputadas quedamos en libertad para votar a conciencia personal y/o sectorial, con fundamentos religiosos o no, como lo fue en mi caso, que intenté bregar por un debate laico.

En todas las provincias, en todos los grupos de amigos, en todos los sectores de la sociedad se habló.  Más allá de que, en ocasiones, sirvió de “distractivo” para el gobierno macrista, hay que reconocer el impulso de los colectivos de mujeres, que pusieron en la agenda política un tema que durante mucho tiempo fue tabú. Este es un punto que destaco y valoro de la discusión. Pudimos hablar.   

Un final Antinómico: en una nota de opinión, que escribí meses atrás, sostuve: “la discusión no debe caer en la simplificación de estar a favor o en contra. Desde el Estado tenemos la responsabilidad de dar el debate más allá de nuestros preconceptos y trabajar fuertemente en la educación sexual y en la procreación responsable, acompañando tanto a mujeres como a varones”. Sin embargo, ni los 700 expositores y los más de dos meses de audiencias y debate, pudieron hacer frente a ese típico patrón cultural argentino de definir pares antinómicos. Los debates derivaron en Sí al Aborto o No, más allá de la fuerte intensión de “salvemos las dos vidas”.

Finalmente la votación fue: ¿legalizar el aborto? Sí o No. Ahora, define el Senado y sin lugar a dudas será: Sí o No.-

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