Se aprovechó de su intoxicación alcohólica y la violó

Se aprovechó de su intoxicación alcohólica y la violó

Un escabroso caso se ventiló en los estrados judiciales, donde una joven denunció que tras una larga noche de tragos con presuntos amigos, que derivó en un estado de inconsciencia terminó con el peor de los escenarios, había sido violada.

A más datos, para la Justicia quedó acreditado que entre las 8 y las 12 del 8 de diciembre de 2012 en el interior del domicilio de calle Mitre 209, el acusado se aprovechó de la intoxicación alcohólica aguda que presentaba la víctima y utilizando violencia para vencer su resistencia, abusó sexualmente de ella.

La joven relató que aquel día, en compañía de su amigo Silvio Pereyra concurrieron aproximadamente a las 2 al bar “Tomar” ubicado sobre calle Rodríguez entre Belgrano y Maipú, en el cual permanecieron bebiendo alcohol. Allí se encontraron con dos amigos de Silvio de nombre Pablo y Matías con quienes continuaron con la ingesta hasta las cinco; y desde el lugar se fueron en una camioneta hasta el quiosco “24 horas” ubicado sobre avenida del Valle, donde ella y Pereyra compraron una botella de Coca Cola y otra de fernet, para luego dirigirse al playón del dique.

Si bien en su denuncia la joven dijo ignorar en qué lugar se detuvieron, sí recordó que bebieron varios vasos del fernet que habían adquirido anteriormente, instancia que terminó de alcoholizarse del todo.

Siendo las 14, se despertó en el interior de un domicilio, que aún seguía vestida pero que en la parte de abajo sólo tenía colocadas sus calzas grises no así el pantalón largo color rojo con vivos amarillos, que estaba tirado sobre una silla, observando que el mismo estaba como rajado en la parte de las piernas, no estando así al momento de habérselo colocado. Así también advirtió que la media colocada en su pierna derecha la tenía colocada de un modo diferente a como se la había puesto al momento de salir de su casa, agregando que también tenía un golpe en su mejilla izquierda y raspones en su brazo derecho, circunstancias que llamaron su atención.

En el lugar, cuya ubicación desconocía, se encontraba únicamente Pablo quien le manifestó que se encontraba en su domicilio, no recordando cómo había llegado al lugar, del trayecto desde el playón del dique hasta allí. Al buscar su teléfono celular no lo halló al igual que su armónica plateada, dándole a entender Pablo que la persona que se había llevado esos efectos era el tal Matías.

Pablo desde su celular se comunicó con Pereyra, quien la pasó a buscar para dirigirse ambos a la plaza “Monseñor de Andrea” a conversar ya que ella no recordaba lo que había sucedido. Allí,  por dichos de Pereyra supo que ese Matías era Matías Pendás.

Si bien la joven afirmó no presentar lesiones, dolor ni otra dificultad, solicitó ante la instrucción se le practiquen los estudios necesarios para certificar si fue abusada a no, instando la acción.

Refirió luego que el teléfono le fue devuelto por Pablo Zapata quien le dijo que Matías Pendás era quien se lo había llevado. Con relación a lo sucedido antes de despertar en casa de Pablo Zapata, el último recuerdo que tuvo después de pasar por el quiosco, fue que mientras iban en la camioneta al dique bebió un trago y no recuerda nada más, no sabe si llegaron al playón o si la llevaron directamente a la casa de Zapata.

Dijo que cuando despertó en casa de Pablo Zapata éste le dijo que ella había quedado con Matías Pendas mientras él se había acostado a dormir, también le comentó que a media mañana la había escuchado discutir con Pendás, no recordando ella que eso hubiera sucedido.

Al despertar llamó su atención que se encontrara golpeada, su ropa mal colocada, que no tuviera colocado el pantalón y el sweater de hilo y que una de las medias la tuviera baja, cuando recuerda que las mismas las tenía colocadas encima de las calzas.

Asimismo relató que Pablo Zapata le comentó que Pendás había vendido su celular y para recuperarlo tuvo que volver a comprarlo. Que una conocida le comentó haber visto la camioneta en el dique, que había estado conversando con Silvio Pereyra viendo que en el interior de la camioneta había otras personas.

 

Las versiones

 

Para el TOC 1, la versión proporcionada por el acusado Pendás exteriorizó graves inconsistencias e importantes contradicciones con la restante probatoria acreditante de los hechos probados que lo tuvieran como protagonista.

En efecto, al referirse Pendás al estado en que se encontraba la joven, afirmó que en ningún momento presentó problemas de conciencia, que caminaba muy bien, que hablaba también, que se la veía muy lúcida, que en ningún momento perdió la conciencia.

Por el contrario, la joven afirmó en su testimonio que al llegar al dique perdió la noción de la realidad no recordando nada hasta el momento que despertara en casa de Zapata.

También Pereyra contradice los dichos del imputado, al referir al estado en que se encontraba la joven cuando estaban en el playón del dique. “Ella no estaba en sus cabales, más o menos, capaz que en algún momento la vi perdida… que después que ella estuvo en su casa no tenía la lucidez que tenía en el boliche”.

En tanto Zapata afirmó que, cuando la despertó en su casa pasado el mediodía, todavía le duraba el alcohol, que lo llamaron a Pereyra para que viniera a buscarla, y sobre el estado confirmó “no sabía que estaba tan borracha todavía”.

También de la ingesta alcohólica habla el vómito que le atribuyó Pendás sobre la cama, que los obligó a cambiar de ambiente en la casa de la calle Mitre, si bien Zapata negó que la joven vomitara, Pereyra afirmó que cuando fue a buscarla le sintió olor a vómito y vio rastros en su ropa, comentando al respecto “es flojita de bebidas”.

El afán de ocultamiento de circunstancias es el que llevó a Pendás a apoderarse del celular y luego entregarlo sin el chip, como lo afirmó Zapata. La conducta posterior de Pendás, de retirarse sigilosamente y sin ser advertido –supuestamente por Zapata- va en línea con la de quien sabiéndose responsable huye del lugar donde cometió un acto contrario a la convivencia social, llevándose, además, el teléfono celular con el propósito de evitar el inmediato pedido de auxilio. u

 

La mendacidad

 

Arremetiendo contra la versión del señalado, el juez sostuvo en su fallo que la explicación de Pendás al modo en que tuvo la relación sexual con la mujer, después que ésta se descompusiera y vomitara, relación rápida de cinco minutos (“…todo fue muy rápido, como una calentura de una pareja de 13 años…”), resultó mendaz.

Dicha mendacidad constituye un claro indicio de culpabilidad toda vez que su versión no encuentra respaldo, más aún es desautorizada por los rastros recogidos con el hisopado que concluyó con la presencia de semen y, se acreditó su efectiva participación con el informe pericial comparativo de ADN  cuyo resultado no excluye a Pendás como generador del material genético detectado en las muestras obtenidas.

Sentencia

 

Por todo lo expuesto, el juez adquirió suficiente y sincera convicción de que la relación sexual entre el imputado y víctima no fue libremente consentida por ésta y, que la misma fue resultado de un aprovechamiento de la intoxicación alcohólica que transitaba con violencia física para vencer a la resistencia opuesta, no siendo ajeno a esto último el daño que presentaba el pantalón que vestía la joven.

En consecuencia, impuso un pronunciamiento positivo de la autoría penalmente responsable de Pendás por el hecho que se le atribuye. Así, se lo condenó al reincidente Matías Miguel Pendás, a la pena única de doce años de prisión, pena que comprende la de siete años impuesta en la presente causa, como autor penalmente responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal; y la pena única de seis años, seis meses y veinticinco días, impuesta por el Juzgado en lo Correccional de Tandil con fecha 21 de abril de 2015, que a su vez comprendía la pena de un mes y quince días de prisión impuesta en aquella causa como autor penalmente responsable de los delitos de atentado y resistencia a la autoridad en concurso real, y la pena de seis años y seis meses impuesta el 29 de mayo de 2009 por este Tribunal por los delitos de robo agravado por su comisión en poblado y en banda en concurso real con daño y resistencia a la autoridad.

 

Fármacos y alcohol

 

En ese contexto de ingesta alcohólica, para sus efectos, no resulta ajena la circunstancia que la víctima se encontrara cursando un tratamiento antiparasitario iniciado antes de llegar a esta ciudad como lo refirió en la audiencia la madre.

En este sentido, el doctor Roberto Leitao al ser interrogado respecto de la interacción de medicamentos y el alcohol, fue categórico al sostener la inconveniencia de incorporar bebida de graduación con determinados fármacos por la reacción nociva que puede provocar, así mencionó los antimicóticos, antiparasitarios y algunos antibióticos que combinados con el alcohol, al ser metabolizados producen efectos secundarios que varían conforme el organismo de las personas.

Lo referido permite considerar sin hesitación, que ese día la joven se encontraba cursando un acentuado cuadro de intoxicación alcohólica que determinó al menos, transitar un importante estado de labilidad que afectó su conciencia y voluntad, y con ello decidir y dirigir libremente sus actos.

Así, no resultó creíble que la víctima pudiera siquiera consentir libremente mantener relaciones sexuales como lo afirma el imputado, y por el contrario un aprovechamiento de la mujer limitada por su estado impeditivo a resistir mantener relaciones sexuales, así lo expone las lesiones que presenta en sus brazos compatibles con una actividad de sujeción, como lo refirió el Leitao.

La intensidad de la fuerza aplicada sobre la piel “oliva”, como la refirió la madre de la víctima, hablan de la importante sujeción que dejó las lesiones constatadas, que al verlas llamaron inmediatamente su atención al testigo Pereyra cuando fuera a buscarla a la casa de calle Mitre.

La fractura del maxilar izquierdo de la víctima no ha sido extraña tampoco a la mayor violencia ejercida para consumar la violación, lesión que seguramente fue resultado de un golpe de puño aplicado por Pendás que la dejó inconsciente e imposibilitada de oponer de resistencia. O, también que el golpe le hubiera sido aplicado para evitar el pedido de auxilio, cuando realizó desde su celular el primer llamado a Pereyra solicitando su presencia, ello explicaría la razón de porqué Pendás se llevó el celular de la casa y no como afirmó que lo recogió en la camioneta y lo olvidó en su bolsillo.

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