La reciente ley bonaerense que puso fin a las reelecciones indefinidas de intendentes, legisladores y concejales podría traer un dolor de cabeza para los planes electorales de Cambiemos: casi todos los candidatos que María Eugenia Vidal sacará a la cancha en los municipios opositores son funcionarios de la gobernación o la Presidencia y, por la nueva ley, no podrán asumir como concejales y mantener su cargo.

En otras palabras, Cambiemos podría tener una grilla repleta de candidatos testimoniales en 2017, como el kirchnerismo en 2009.

La incompatibilidad surge de la ley aprobada este miércoles en el Senado provincial. El artículo dos establece que intendentes y concejales no podrán ser a la vez ministros o funcionarios del gobierno nacional o provincial, ni de organismos descentralizados.

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El problema para Cambiemos es que Vidal y la Casa Rosada ya dieron luz verde a varios dirigentes jóvenes para que sean candidatos a concejales en los municipios que gobierna la oposición, con el objetivo de instalarlos para pelear la intendencia en 2019. Todos son funcionarios nacionales o provinciales. Con la nueva ley, deberían renunciar al ganar su banca. O ser testimoniales.

Esa lista ya circula por la gobernación. Entre otros, la integran Lucas Delfino (candidato en Hurlingham), Álex Campbell (San Fernando), Evert van Tooren (Esteban Echeverría), Ezequiel Pazos (José C. Paz), Gladys González (Avellaneda), Albi Czerni (Malvinas Argentinas), Gabriel Mercuri (Lomas de Zamora) y Leandro Costa (Escobar).

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Tras la aprobación de la ley, la primera reacción en un sector del gobierno de Vidal fue planificar que la reglamentación de la norma (que aún no se publicó) permita a los funcionarios asumir en los concejos deliberantes, postergando la incompatibilidad hasta 2019.

Pero esa intención fue descartada ayer cerca de Vidal, donde señalaron que el artículo 8 de la nueva ley, que forma parte de las disposiciones transitorias, era claro en señalar que las incompatibilidades comenzarán a regir en 2017.

"Corresponde hablar de testimoniales una vez consumado el hecho, no antes. Sería dar por hecho algo que no sucedió", señaló ayer una alta fuente provincial a LA NACION. Además, prometió que no habrá "muchos" testimoniales.

La crisis de "los Jorges"

Detrás de la letra chica de la ley quedaron escondidos dos hechos de trascendencia para el año electoral en ciernes. El primero fue la inclusión de una excepción a la incompatibilidad entre ser intendente y director de sociedades del Estado. En Pro reconocen que fue hecha a medida para que Jorge Macri, jefe comunal de Vicente López, pueda seguir siendo presidente del Grupo Bapro, cargo que le permite recorrer la provincia y fortalecer su candidatura a senador.

Vidal pidió ese cambio mientras el proyecto de ley estaba en comisión (la mejor prueba de quién es el preferido de la gobernadora para 2017). El massismo aceptó y se agregó un párrafo entero que dejaba a salvo esa incompatibilidad. "Que Macri sea candidato es un acuerdo que María Eugenia y Jorge tienen desde que él aceptó acompañarla en la campaña de 2015", ilustró un colaborador de Vidal.

El otro hecho sucedió dos noches antes de la sesión en la que Diputados dio media sanción a la ley. Vidal recibió en la gobernación, para una cena, a Sergio Massa y a intendentes y legisladores del Frente Renovador.

El encuentro empezó con un agradecimiento de la gobernadora por el apoyo que los massistas dieron a la ley de emergencia administrativa, que se aprobó mientras los gremios atacaban la Legislatura. El massista Jorge Sarghini, presidente de la Cámara baja, se había hecho cargo de esa votación, lo que le valió fuertes peleas con el kirchnerismo, ante el titubeo de los diputados de Pro.

A cambio de apoyar la emergencia, el massismo había pedido que en la próxima sesión se tratara "con o sin despacho" la ley para poner fin a las reelecciones indefinidas. Pro y la UCR la demoraban hacía semanas en las comisiones.

Al final de la cena en la gobernación, que se había centrado en los reclamos de los intendentes, Vidal deslizó si no era mejor "esperar" un poco más con la ley para poner fin a las reelecciones. El ambiente se caldeó y por el lugar menos esperado: Sarghini, conocido por sus modos medidos, señaló que la sugerencia traicionaba el acuerdo legislativo cerrado a fines de 2015.

Al día siguiente, Manuel Mosca (Pro) y Pablo Garate (FR) terminaron consensuando los nuevos cambios que pretendía Vidal. Se incluyeron al final, en las disposiciones transitorias: básicamente, que los funcionarios que hoy son concejales o intendentes podrán mantener el doble cargo hasta 2017.

Sarghini se corrió de la escena. Volvió a enfurecer cuando Cambiemos celebró como propia la ley. Vidal envió a Federico Salvai, su ministro de Gobierno, a intentar recomponer la relación. El diputado le dijo que la consideraba quebrada. No es un dato más: Sarghini es el único vínculo firme en la frágil confianza mutua de Vidal y Massa.