La devaluación de la moneda y el aumento de los combustibles provocaron en los últimos meses una retracción preocupante para las Estaciones de Servicio que vieron caer no solamente el volumen de venta, sino además, la disminución de la afluencia de clientes tanto a la playa como a los minimercados.

En este caso, la Consultora Semper Fi, brindó a surtidores una serie de conceptos  a tener en cuenta para “economizar recursos en épocas de crisis” y explicó que por ejemplo, “si entra un cincuenta por ciento menos de gente a las instalaciones y se utiliza la misma cantidad de productos de limpieza o implementos que cuando había mucha venta, se está gastando de más”.

En ese aspecto, llamron a afianzar la relación con los empleados y que ellos mismos también evalúen la necesidad de aplicar cierto tope de insumos de acuerdo al verdadero nivel de actividad de la expendedora donde prestan sus servicios.

Agregaron los especialistas que lo fundamental es dialogar sobre la eficiencia de los recursos humanos, para centrar la atención en que los empleados y colaboradores entiendan que ahorrando en los procesos primarios, contribuiremos a mejorar la rentabilidad, para no cargar las tintas luego sobre los denominados “costos laborales”.

Por otra parte, ofreció la posibilidad de capacitar a los playeros y encargados en virtud de la relación con el cliente, que “en la mayoría de los casos, llega a la estación con la angustia de tener que cargar menos de lo esperado por el aumento del precio”.

Es allí donde, según los expertos consultados, “hay costos que se pueden debatir para bajarlos y mejorar la situación, en lugar de tener que llegar a una decisión de fácil implementación pero con difíciles consecuencias como las suspensiones o despidos de personal”.

En ese sentido, detallaron que “las compras inteligentes dialogadas con los proveedores, ya sea con los acuerdos que beneficien a ambas partes, como así también, las operaciones conjuntas con otros colegas, para conseguir beneficios, plazos de pago o descuentos, constituyen una contribución significativa a los desafíos que plantea la economía actual”.

Finalmente afirmaron que “es posible aplicar planificaciones de ahorro de electricidad, gas o agua, como ya se está haciendo en los hogares particulares, a través de una análisis de cambios de horarios y rutinas”.