De Andreis, el gorrión y un palo para Monzó

De Andreis, el gorrión y un palo para Monzó

El secretario General cuestionó a los aliados y al titular de Diputados por ventilar internas.

Fernando de Andreis ocupó un rol secundario pero protagónico durante la reunión matutina de Gabinete en la Sala Eva Perón de la Casa Rosada, en la que Mauricio Macri ratificó el camino del gradualismo ante sus ministros. Hubo dos razones.

El secretario General de Presidencia fue el encargado de liberar a un gorrión que se coló en la oficina y sobrevoló durante casi todo el encuentro en el salón que da a la Plaza de Mayo. Con intermitencias, algunos ministros intentaron abrirle la ventana para liberar al ave. El ministro de Energía Juan José Aranguren fue uno de ellos.

El ministro de Ambiente Sergio Bergman lo interpretó como una buena señal. "El gorrión además de ser el ave nacional es el que está estampado en el billete de 1000 y es una buena señal tenerlo en la sala de reunión siendo el billete de mayor denominación", valoró en medio de la corrida cambiaria y la incertidumbre oficial. El rabino también explicó el valor de las aves en la tradición judeo-cristiana. "El evangelio enseña que debemos ser como los pájaros en vuelo y en la biblia hebrea señal de que el diluvio paso y que llegaron buenos tiempos y junto al arco iris es señal del pacto de la paz", explicó minutos antes de que Marcos Peña y el Presidente convocaran a un gran acuerdo nacional.

De Andreis junto a Patricia Bullrich en el retiro de Chapadmalal.

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Lo cierto es que cuando el gorrión enceguecido y frustrado chocó de frente contra un ventanal, fue De Andreis el encargado de abrirle.

El pacifismo del funcionario se acabó cuando le llegó el turno de dar su punto de vista sobre la coyuntura. Es que la reunión de Gabinete de este martes fue la más abierta de los 2 años y medio de gestión de Macri. Solo la compararon con otra de las pocas que se realizaron en Olivos, cuando todavía Susana Malcorra era la canciller, y que todavía los ministros recuerdan entre sí. El Presidente y Peña abrieron el juego a los ministros para que expusieran su visión sobre el momento crítico que atraviesa el Gobierno.

Entonces, al final, por fin llegó el turno de De Andreis. El secretario General se quejó de los aliados y los hombres propios que "innecesariamente" hacen cuestionamientos públicos a la política oficial habilitando así a la oposición y a los medios para señalar las fisuras en Cambiemos. Mientras el secretario terminaba de hablar, Monzó -el aludido, sentado al lado del Presidente- empezó a levantar la cabeza. Algunos temieron una respuesta del titular de Diputados. Tenían historia pasada. Ambos discutieron a los gritos -y dicen que estuvieron a punto de llegar a los golpes, en Olivos- cuando corría el primer año de la gestión.

"No entendí para qué lo hizo", le habría dicho Monzó a otro ministro sobre el comentario. El radical Mario Negri también tragó saliva. Valía el esfuerzo, Macri parece empezar a dar nuevas señales de apertura dentro de su Gobierno y más juego para la UCR.

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