De amante de Cristina Alvarez Rodríguez, Rocío Marengo y homosexual, a ser prófugo de la justicia

Sólo eran rumores, hasta que Héctor Scavuzzo, ex intendente de Coronel Pringles, declaró ante el fiscal Jorge Paolini y lo confirmó. El responsable del fraude del Astillero Río Santiago, estimado en 16 millones de pesos, es Cristian Breitenstein, quien estuvo a cargo el ministerio de Producción bonaerense durante el gobierno de Daniel Scioli.

 

El problema es que el mencionado como cabecilla de la estafa no puede declarar, ya que apenas se inició la causa judicial, huyó a Alemania con tanta prisa, que ni sus pertenencias en Bahía Blanca recogió.

Todo comenzó a fines de 2013. Fue cuando una mujer oriunda de Coronel Pringles intentó acceder a un plan social y le informaron que no era posible, debido a que su esposo, Gustavo Ferreyra, percibía 30 mil pesos de sueldo por su trabajo en Astillero. Sin embargo, el hombre era jornalero en la zona rural, por lo que hicieron la denuncia policial y judicial que dio paso a la megacausa que investiga el fiscal de Delitos Complejos de la ciudad de La Plata, Jorge Paolini.

Con ello, se descubrió que, al menos, otras 95 personas se encontraban en la misma situación que Ferreyra, con sueldos de entre 24 y 30 mil pesos, aunque se estima que podría haber cerca de 300. Sin embargo, la impunidad llegaba más lejos: Cuando en Astillero Río Santiago supieron de la denuncia, quisieron obtener el silencio de la familia dándoles el valor de dos meses de Asignación Universal por Hijo.

Cacho Scavuzzo, ex director de Astillero, fue detenido en marzo de 2016 junto a Rodolfo Elisetch, coordinador de sueldos y jornales y personal superior; Oscar Edgardo Borcerio, ex secretario de Presidencia; Julio Rubén Borovik, ex Gerente General; Andrés Omar Ombrosi, ex Jefe de Gabinete del Ministerio de Producción bonaerense; y el dirigente político marplatense Emiliano Giri por una presunta estafa millonaria mediante la modalidad de empleados "ñoquis".

Scavuzzo, que pasó de decir que la familia Ferreyra quería sacarle dinero a que sólo se trataba de un "error administrativo de AFIP", a la hora de brindar indagatoria ante el fiscal Paolini, reconoció que el ex intendente de Bahía Blanca y ex ministro bonaerense Cristian Breitenstein era quien retiraba los sueldos de los empleados ficticios que él mismo había designado y que nunca trabajaron en Astillero.

No es la primera vez

En su gestión como intendente de Bahía Blanca, el ex ministro creó el Consorcio de Promoción y Desarrollo de las Actividades Turísticas, más conocido como Coprotur o como el despilfarro más grande de dinero en la historia de la ciudad. El fin oficial era generar turismo en una ciudad, que por más que se le busque, no tiene ningún atractivo para ese uso. El monto de esta estafa es similar a la de Astillero Río Santiago: 14 millones de pesos.

En ese momento, la ecuación resultaba perfecta: Asignación de partidas millonarias para la realización de recitales y eventos multitudinarios, pero pocos controles y absolutamente ninguna rendición de cuentas. De hecho, el organismo había pedido subsidios a la propia municipalidad que fueron aprobados en horas cuando el proceso normal suele llevar más de un mes.

Para asegurarse que en aquella oportunidad nada quedara librado al azar, puso al frente de Coprotur a Sergio Paladino, persona de su máxima confianza y que más tarde trabajaría también -oh sorpresa- en Astillero Río Santiago y a la por entonces concejala Soledad Espina, con quien no sólo compartía partido, sino también mantenía una relación personal que ronda en lo sexual.

El "robo" en ese caso no sólo fue monetario: un mes antes de las elecciones, también consideradas por los bahienses como una estafa, el ex intendente por medio de Coprotur organizó casi a diario recitales de artistas como Pimpinela, destacó a figuras que hizo traer como a Martín Palermo, organizó la Tecnópolis local e inauguró una semi peatonal con una fiesta equivalente al 50 por ciento del dinero invertido en obras públicas en su pago natal, Bahía Blanca. Es decir, utilizó el organismo como marketing pre electoral.

En este caso, igual que en Astillero, el tema llegó a la justicia, quien estima que el gasto discrecional mediante subsidios millonarios fue de más de 14 millones de pesos. Esa, al menos por ahora, es la suma de dinero emitido por la Comuna al organismo y del que nunca pudo explicarse su destino final.

La estafa electoral más grande de la historia bahiense

Cristian Breitenstein entró a la intendencia por la ventana y se fue por el sótano. En 2006 y por una diferencia en el IVA de cuatro facturas de montos menores, el ex jefe comunal Rodolfo Lopes (FPV) fue destituido y asumió como interino el ahora recluido en Alemania.

Cuando se acercaba la elección de 2011, se supo que planeaba asumir como ministro de Scioli y, pese a que hizo despedir a los periodistas que públicamente lo decían y se encargó de negarlo, a pocos días de ganar, decidió abandonar la ciudad para irse a las arcas provinciales.

Era simple: Había engañado a la ciudadanía, dando un cargo testimonial, para dejar a una persona de su confianza en la intendencia y asumir el ministerio. Sin embargo, la gente, los medios y hasta algunos concejales pidieron su renuncia para poder tener una nueva elección. Breitenstein no lo permitió y pidió licencia para que, así, quedara Gustavo Bevilacqua(ahora diputado nacional del Frente Renovador de Sergio Massa) a cargo de la ciudad.

Dos años después, cuando según la carta orgánica el intendente interino debe terminar el mandato y pedir una nueva elección no es factible, Cristian Breitenstein envió una carta de renuncia a su cargo como jefe comunal. "Breitenstein simplemente consumó la estafa más grande en la historia electoral de la ciudad", dijeron desde el Concejo Deliberante en ese momento.

Otros políticos opositores consideraron a esa medida como "una carta de despedida" de Breitenstein para con la ciudad. Y no se equivocaron. Fueron contadas con los dedos de una mano las veces que desde entonces se lo volvió a ver por suelo bahiense y casi siempre fue en actos oficiales de su jefe político, Daniel Scioli.

Breitenstein y Suris, relación innegable

Otro de los momentos en los que el sciolista debió ver de cerca a la justicia fue por su amistad con Juan Ignacio Suris, por estas horas encarcelado por narcotráfico y lavado de dinero. Mucho antes que eso saliera a la luz, ambos fueron protagonistas de un accidente casi fatal cuando decidieron pasar un fin de semana en la localidad balnearia de Monte Hermoso junto a sus familias.

La hija de 12 años de Juan Ignacio Suris, ahijada de Cristian Breitenstein, comenzó a manejar un cuatriciclo propiedad del ex intendente y chocó con otro, conducido por un hombre de 32 años.

Producto del impacto, el mayor de edad quedó cuadripléjico. Si bien el hecho se difundió en los medios, pocos de ellos dieron las identidades de los involucrados. En base a ello, los amigos decidieron desaparecer el vehículo siniestrado y negar su amistad públicamente.

Cristian y su romance con mujeres.... y hombres

Entre estafa y estafa, el ex ministro se dio tiempo para los amoríos. Uno de los más polémicos fue su relación extramatrimonial con la también ex ministra bonaerense, Cristina Álvarez  Rodríguez. Cuando él aún estaba como jefe comunal bahiense, su amada amante viajaba semanalmente en helicópteros de la Provincia para inaugurar obras que a veces, sólo constaban de una cuadra de luminarias.

Por supuesto, los gastos de la aeronave se cubrían con los impuestos ciudadanos. Eso sí, Breiteinstein se mostraba orgulloso admitiendo que nunca se había tenido tanta obra pública como en esos meses.

Algo pasó y un día el helicóptero dejó de aterrizar. Fue entonces cuando Cristian buscó consuelo en los brazos de su por entonces presidente del Concejo Deliberante, Santiago Mandolesi Burgos. Los vecinos del edificio de Colón 24 admitían estar cansados de las fiestas sexuales que ambos hombres mantenían en un departamento de esa torre. Durante varios meses entre los dos hubo encuentros homosexuales donde la droga también estaba presente.

Más tarde, como esa historia fue conocida públicamente, para callar los rumores sobre una posible homosexualidad, comenzó una historia con la modelo y conductora bahiense, Rocío Marengo. Para demostrar su amor, como regalo de cumpleaños le regaló un auto 0 km y le permitió hacer fiestas en la casa que la familia de la blonda tiene en el barrio Patagonia de Bahía Blanca, pese a que la música excedía los límites permitidos.

Mientras mantenía su promiscua vida personal, Mariana Martín, esposa y madre de sus tres hijos, vivía, igual que Breitenstein, en el country bahiense Bosque Alto, pero en distinta casa. Una importante inmobiliaria local fue la encargada de buscar una casa en cercanías de la que hasta ese momento compartían para que puertas afuera no se conociera la inminente separación.

¿Y ahora?

Si bien las distintas causas tratadas en este informe están en manos de la justicia, nunca se presentó a declarar y no es algo que pueda ocurrir en lo inmediato. Apenas supo que su situación se estaba complicando e incluso antes de terminar su mandato como Ministro de la Producción, se mudó a Alemania junto a su familia directa y sin siquiera llevarse sus pertenencias.

Habrá que esperar para saber si la justicia consigue traerlo al país para que brinde explicaciones o sigue haciendo de las suyas, estafando en el Viejo Continente. 

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