Un alumno que sería víctima de bullying fue con un arma a la escuela de 42 y 8

Fue demorado por personal policial. Al parecer, reaccionó así por las cargadas que recibía. Ocurrió ayer al mediodía 

“Problemas de vieja data”. Ese fue el informe policial, respecto de los motivos que llevaron a un adolescente de 16 años a ir con un revólver a la escuela. No hizo falta hurgar demasiado en los alumnos para determinar que el joven tomó esa decisión aparentemente por ser víctima de una práctica insistente y sostenido con los meses: “el bullying”. A media mañana de ayer algunos chicos que cursan en el primer turno mañana de la Escuela Técnica Nº 7 de 42 entre 8 y 9 habían visto el arma. “La trajo escondida y se la mostraba a los amigos”, relató un alumno que comparte el mismo patio con él. El protagonista de esta trama cursa el cuarto año de la secundaria. Comenzó en ese establecimiento en 2014. A decir de una estudiante de otra división, “loquillo” es el apodo que le propinaron y con el que lo tratan despectivamente, a partir de algunos rasgos de su personalidad. Otro de los motivos por el que supuestamente le suelen hacer bullying es que “tiene una novia varios años más chica” y eso dispararía toda clase de chistes burlones. Al mediodía, él salió al cruce de otro chico con el que ya no comparte más el salón. Se trata de un adolescente de 15 años, alumno de la escuela Media Nº 27, de 36 entre 16 y 17, al que “lo echaron por molesto el año pasado”, contó una de sus ex compañeras. Al parecer, el pibe que se cargó el revólver en la mochila sabía que ayer podía encontrarlo en la puerta de su escuela: “Siempre nos viene a saludar, porque es amigo de casi todos. No es malo, pero es denso”, lo describió la misma chica, de quien se mantiene su identidad en reserva por cuestiones legales. El encuentro entre los dos al final se produjo y devino en choque. El presuntamente hostigado fue a encarar al otro y le pegó un cabezazo fuerte en la cara, que le dejó la nariz sangrando. Así comenzó un revuelo que, tal vez, sirvió para evitar una tragedia. Ninguna fuente pudo confirmar si al herido alcanzaron a amenazarlo con el revólver. Para ese entonces, del incidente estaban enteradas las autoridades de la escuela. Ellas se comunicaron al 911 y los patrulleros se acercaron rápido. Los agentes le revisaron la mochila al agresor, a pesar de que “él se oponía y no quería que se la abrieran”, sostuvo otro testigo. Dentro de ese bolso, junto con los útiles, encontraron un revólver calibre 32 largo con dos balas en el tambor. Estaba apto para ser usado. De inmediato, los policías incautaron el arma y se llevaron al muchacho. Un rato más tarde, “sus padres fueron a ponerse a disposición de la Justicia para conocer los cargos contra su hijo”, señalaron fuentes de tribunales. En el caso tomó intervención Silvina Pérez, la fiscal de turno del fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. Más allá de que los papás hayan ido a ver qué pasó con su hijo, una fuente deslizó que el adolescente viviría con una hermana de 19 años. Su domicilio, proporcionado desde la seccional, es en el barrio Malvinas. A pesar de que algunos adolescentes de la escuela coinciden en graficarlo como “callado” o “retraído”, a varios les llaman la atención sus maneras al hablar. “Tiene la actitud de un chico de la calle. La verdad no sabemos en qué entorno se mueve o con quién vive”, agregó una de las chicas que dialogaron con EL DIA. Una abuela que llegó a buscar a su nieta se sorprendió por la noticia del joven armado: “¿Cómo es que no hay más controles?”, reclamó. Lo más inquietante del cuadro lo expresó un policía en tono de duda: “No sabemos si el arma la llevó para amenazar o para otra cosa”.

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