Altamira no quedó afuera y brindó con Dom Perignon

No es la primera vez que Chiche Gelblung le da una mano a Jorge Altamira. El conductor, que se autodefine como show man, suele ironizar con que la llegada del líder del Partido Obrero a la legislatura porteña en el año 2000 fue casi obra suya. Y en estas primarias, incluso, lo desafió. “Si logra perforar el piso del 1,5% lo invito con un Dom Perignon”.
Ayer a las 12.30 y mientras Cristina Kirchner ofrecía su primera conferencia de prensa en un año y medio, Altamira ingresó al programa Hola Chiche en radio Mitre a cobrarse la promesa.

Se lo notó algo inexperto al abrir esa botella de champagne francés que se consigue a $1.500 y que Gelblung pagó de su bolsillo. El dirigente confesaría después que le bastó un sorbo para el efecto mágico.

En los pasillos de la radio, Altamira era saludado por técnicos y periodistas y aunque daba la impresión de haber estado horas demorado en conversaciones con otros medios, no podía disimular una sonrisa infrecuente en su rostro.

Chiche le preguntó si creía en los milagros. Y el militante se atajó señalando que era ateo . Luego, enciclopédico, dio su versión sobre el fenómeno: “A diferencia de los poderosos que pueden realizar sus propios logros, los oprimidos necesitan mucho esfuerzo, tanto personal como social, para sus conquistas. A eso se le suele llamar milagro y se deja de creer en esa idea con la acción colectiva”. Eso si, reconoció que la idea de recurrir al milagro, “fortaleció la comunicación del Partido Obrero”.

El resultado mostró el acierto: el PO cosechó 512.000 votos en todo el país en la que fue la elección más importante de su historia.

En un momento, Altamira remarcó que Nuriel Roubini, el economista que anticipó la crisis financiera global, acaba de hacer suyo el concepto de Carlos Marx acerca de que el capitalismo lleva en sus entrañas su propia disolución. “Si lo dice Roubini es palabra santa, si lo digo yo, es una entre muchas”, reforzó ante Gelblung.

Ya casi sobre el cierre del programa, Altamira recordó a su madre y a su abuela, Hanna, creyentes y muy practicantes para aclarar que no es antagónico a la religión. Y que necesita otro milagro en la elección presidencial de octubre, un camino en el que aún hay espinas para que el PO pueda colocar a sus legisladores

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