Las alianzas en la ciudad tienen malos antecedentes

Las alianzas en la ciudad tienen malos antecedentes

En 2007 y 2011 fracasaron. Pechi y un acuerdo político riesgoso.

Neuquén.- La alianza electoral que rubricaron la semana pasada el intendente Horacio “Pechi” Quiroga, Ramón Rioseco y Mariano Mansilla reavivó un viejo fantasma vinculado a experiencias pasadas en la ciudad de Neuquén, que dejaron al descubierto los riesgos que implica pensar más en los votos que en cuestiones programáticas de gobierno. Los antecedentes muestran desavenencias en la gestión y también cortocircuitos entre bloques de concejales que habían llegado detrás de un mismo proyecto político.

El ejemplo más claro fue el de 2007, con el ajustado triunfo sobre José Brillo (MPN) del fallecido Martín Farizano, que se consagró intendente gracias al apoyo de una coalición de seis partidos: El frente UNE-Partido Socialista, ARI, Alternativa Neuquina (conformada por el Frente Grande y Libres del Sur, entre otros), Frente y Participación Neuquina, MID y Recrear.

Estas mismas fuerzas políticas pasaron a formar parte del nuevo gobierno municipal que asumió en diciembre de ese 2007, además de aportar sus propios nombres al Deliberante capitalino.

Sin embargo, ese acuerdo se empezó a resquebrajar a poco de desandar el flamante gobierno municipal. Farizano, de origen radical pero vinculado por ese entonces a la Concertación que conformaban la UCR y el Frente para la Victoria, comenzó a tener serias diferencias con algunos de los funcionarios que él mismo había nombrado en su gabinete. El primero en alejarse del gobierno fue Jesús Escobar, que había asumido como secretario de Derechos Humanos, y a quien el ex intendente le pidió la renuncia en noviembre de 2009.

Mansilla siguió la misma suerte al dejar su cargo como secretario de Gobierno para presentarse como candidato a concejal, dejando su lugar a Raúl Dobrusín. Las diferencias entre UNE y el intendente no se hacían públicas, pero sí incidieron puertas adentro del palacio municipal, debilitando la gestión. A su vez, en el Deliberante, el partido de Mansilla votó en contra de muchas resoluciones del Ejecutivo. A eso se sumó el alejamiento de la coalición de otro edil que había ingresado como colectora por Recrear: Marcelo Bermúdez. No menor también fue el rol que jugó Horacio Quiroga, que había sido mentor de la candidatura de Farizano, pero terminó por convertirse en uno de sus mayores críticos.

De esa alianza electoral, conformada en 2007, no quedó nada para las elecciones de 2011, cuando Farizano intentó ir por su reelección en la ciudad, en la que cosechó un magro quinto lugar con el seis por ciento de los votos.

Error repetido

Si bien no armó un esquema de alianzas como el que llevó a Farizano al gobierno en 2007, Quiroga también reunió el apoyo de otro partido para llegar a su tercer mandato en la ciudad en 2011, como lo fue la CC-ARI, que a través de una lista colectora en apoyo a Pechi ingresó tres concejales al Deliberante. Sin embargo, este acuerdo político con el intendente ya estaba roto desde el primer día. Esto se explicitó cuando los tres ediles de la CC-ARI (Juan José Dutto, Anaí Guillem y Karina Montecinos) votaron en contra del loteo de Las Valentinas. A raíz de este tema también se debilitó la relación con Gastón Contardi, que después terminó yéndose del espacio político del intendente para conformar un bloque propio bajo el sello de la UCR, junto a Valeria Neculqueo.

Ahora, Quiroga apuesta para su reelección a una empresa arriesgada, que tiene, por un lado, a un Mansilla impredecible, especialista en hacer y deshacer alianzas. Y del otro, al pragmático Ramón Rioseco, que acaba de ser candidato a gobernador y que aspira a una banca en el Parlasur por el Frente para la Victoria, partido que paradójicamente se ubica, según el intendente, en las antípodas de su pensamiento.

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