Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. Un encuentro a solas y un objetivo en común

Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. Un encuentro a solas y un objetivo en común

Antes de aparecer juntos en público, Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta compartieron un encuentro reservado, en el despacho que el Presidente tiene en la residencia de Olivos. Con Santiago Cafiero como único testigo, acordaron los detalles de lo que sería un mensaje contundente de coordinación y afinidad política para hacer frente a la pandemia de coronavirus en la zona más afectada del país. Buena parte de la suerte de los tres parecería estar atada al consenso social sobre la continuidad de la cuarentena.

 

El encuentro se dio unos minutos después de la difusión del parte vespertino que dio cuenta del récord de casos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Afuera de la sala quedaron el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, y el jefe de Gabinete de la provincia, Carlos Bianco, que acompañaron a sus jefes hasta Olivos. "¡Excelente!", dijo un funcionario sobre el clima de esa previa. Ante las cámaras, el Presidente se esforzó por transmitir esa buena sintonía. Durante la conferencia, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, se sentó al lado de Santilli.

 

 

La puesta en escena de unidad oficialista-opositora tiene dos objetivos. Por un lado, evitar los desarreglos derivados de los anuncios del 24 de abril, cuando los gobernadores de las provincias más grandes salieron a aclarar, en contra de lo que había dicho el Presidente, que no se permitirían salidas de esparcimiento. El tema volvió a estar presente en el encuentro tripartito previo a la conferencia y en las reuniones que Fernández tuvo ayer, por separado, con Larreta y Kicillof.

El gobernador bonaerense intentó acoplarse a la propuesta que bajó desde Nación y que la Ciudad finalmente aceptó para los fines de semana. Pero se encontró con una barrera entre los intendentes del Gran Buenos Aires, a los que consultó en los últimos días. Le hicieron saber que los chicos ya están acompañando a los padres a hacer las comprar y que ampliar los márgenes de lo permitido podría generar situaciones no deseadas. El desafío para Larreta y Kicillof era dar un mensaje de unidad, incluso cuando cada distrito había tomado decisiones distintas, también respecto de la apertura de comercios.

Al margen de las diferencias en el abordaje, los dos comparten con el Presidente una misma preocupación: la situación en villas, cárceles y geriátricos. El gobierno nacional entiende que la clave para frenar la propagación del virus pasa por intensificar la prevención en esas comunidades. El operativo conjunto que empezó esta semana en la Villa 31 y en el barrio La Paz, de Quilmes, es la traducción concreta de la afinidad política y la respuesta coordinada aun problema que deja de ser potencial.

El segundo objetivo de la puesta en escena fue cerrar filas ante las presiones, denunciadas por Fernández y Kicillof, para relajar las medidas de confinamiento. Kicillof habló de "lobbies". "No me van a torcer el brazo", dijo el Presidente y volvió a cuestionar a los opositores que "no gobiernan". En ese preciso instante, Larreta miró hacia un costado. ¿En quién habrá pensado? ¿De quién habla Fernández? En la conferencia ninguno quiso dar nombres. "Son marginales políticos pero los medios les dan visibilidad", se quejó el Presidente, de regreso en su despacho.

Lo que está en juego para los tres, sostienen en Olivos, es que se intranquilice a la gente y que la ciudadanía pierda compromiso con las medidas. Para el Presidente, la propagación de voces que se oponen a la cuarentena, con pronósticos sombríos sobre el devenir de la economía, operan en contra de ese acuerdo social. Ese consenso es la base sobre la que Fernández, Larreta y Kicillof toman buena parte de las medidas de prevención sanitaria.

El tema es tan importante para el jefe de gobierno porteño que se atrevió a mostrarse con el Presidente y con Kicillof incluso en un día crucial del proceso de renegociación de la deuda externa. En Olivos aseguran que en el encuentro reservado no se habló del tema.

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