El agua del lago de Parque Sur: una descomposición "lenta e irreversible"

El agua del lago de Parque Sur: una descomposición

Los bañistas sólo pueden disfrutar de la zona donde se encuentran los “chorritos”, que expulsan agua corriente. Hay un fuerte olor que despiden, entre otras cosas, la gran cantidad de algas presentes. Existen estudios para sanear el agua que datan de 2002, que fueron tenidos en cuenta de manera parcial, pero que podrían ser una solución.

 

La fisonomía del Parque del Sur cambiará para el mes de marzo aproximadamente, cuando concluyan las obras de puesta en valor. Pero hay algo que es llamativo al día de hoy y que es un problema de muchos años: el estado del agua del lago y de los piletones, algo que afecta de manera directa a las condiciones ambientales de toda la zona. Con sólo pasar caminando o detenerse unos segundos, se puede sentir el fuerte olor del agua del lago y de los piletones. Lo único que utilizan de manera recreativa los bañistas son los espacios donde están instalados los “chorritos”, que expulsan agua corriente para arriba.

 

En abril de 2001, El Litoral consultó a docentes investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (Fich) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), Federico Emiliani y Luis Kieffer, para conocer con precisión cuáles son las causas de los malos olores que emanan del lago y si existe contaminación en el Parque Sur. Casi 18 años después, Kieffer (de 70 años, recientemente jubilado), volvió a ser fuente de información.

 

“Es una realidad el mal olor. Proviene de un compuesto que emiten las algas, muy similar al gamexane. Se llama geosmina, que no trae problemas a la salud salvo el mal olor. Pero algunas algas emiten compuestos que sí son tóxicos y pueden producir, fundamentalmente para los bañistas, inconvenientes estomacales, hepáticos, renales e incluso han causado hasta la muerte”, explicó Kieffer. 

 

El proyecto

 

Yendo al proyecto que presentó junto a una gran cantidad de colaboradores allá por los albores del 2000, el Magíster en Química comentó: “Lo primero que hicimos fue analizar el agua del lago, porque lo que debíamos hacer era favorecer el recambio del líquido. Algo que no lo podíamos realizar de manera directa con el Riacho Santa Fe, porque al analizarlo confirmamos que tenía una alta contaminación bacteriana”.

 

“Por este motivo —prosiguió Kieffer— es que propusimos hacer una serie de perforaciones (siete, exactamente) que llevaban agua profunda y se colocaron dos pontones que tenían bombas para hacer recircular el agua. Las algas en aguas quietas se desarrollan más rápido. Entonces lo que se podía hacer con este sistema de pontones, era recircular el agua para evitar la estratificación y disminuir, con la circulación, la velocidad de desarrollo de las algas. También colocamos una guía hidrométrica para trabajar en base a la altura del lago. Fue un trabajo de mucho tiempo, y una vez que estuvo todo, lo que faltaba era hacer un manual de procedimiento. Hasta ahí pudimos llegar nosotros”. 

 

Sin necesidad de tener un sistema de control automático (que se colocó en su momento pero fue vandalizado), haciendo inspecciones periódicas, se podría ir sabiendo lo que se puede hacer sobre el lago. No sólo remover el agua, sino también estar al tanto de cuándo son los períodos de desfloración de las algas en cuestión y tomar alguna decisión antes de que suceda. 

 

Días atrás Leandro González, concejal del bloque del FPCyS, expresó su preocupación acerca del estado del agua del lago del Parque del Sur. Entre otras cosas, porque “si bien existe una prohibición para nadar en el lago, debidamente señalizada, no hay que desatender que el espejo de agua suele utilizarse para la práctica de deportes acuáticos como remo y canotaje. Y estas condiciones pueden ser riesgosas para los deportistas”. 

 

Lo cierto de esto, según expresó Kieffer, es que por el momento el contacto “indirecto” (un salpicón de agua) que pueden tener los palistas santafesinos no traería inconvenientes para el organismo. Lo contrario ocurriría en el caso de que el contacto sea directo (por ejemplo, que alguien nade en el lago). Así y todo, debe ser algo que ocupe a las autoridades, porque “cualquier libro o trabajo que uno lea sobre eutrofización, indica que la descomposición del agua es un proceso lento pero irreversible, que puede llevar unos cuantos años, hasta que las algas venzan al agua”, sentenció Kieffer. 

 

Sin ánimo de polemizar, el ahora docente jubilado Fich fue muy claro: “Es una decisión política la que se debe tener para ocuparse o no del estado del agua del lago. Son muchas las ciudades que querrían tener un espacio como éste en el centro”.

 

La descomposición del agua del Parque del Sur “puede llevar unos cuantos años, hasta que las algas venzan al agua”, señaló Kieffer.

 

La voz municipal

 

El ingeniero Marcelo Cappi, Director Ejecutivo del Programa Integral de Residuos de la Municipalidad, también se refirió a esta problemática que presenta en la actualidad el agua del lago del Parque del Sur. 

 

“El fenómeno que se observa sobre la superficie de un sector del lago es el resultado de un proceso natural denominado eutrofización, que tiene lugar cuando en un cuerpo de agua se da la presencia de organismos denominados ‘cianobacterias o algas cianófitas’, y no es otra cosa que el enriquecimiento del agua con nutrientes, fundamentalmente nitrógeno y fósforo”, inició el relato Cappi.

 

Estos microorganismos se encuentran presentes en ciertos lagos, en los que su concentración aumenta debido a diversas cuestiones, aunque la más común es la falta de corriente (tal como se describe más arriba) como la que se da en cuerpos de agua con similares características a las del lago del Parque. 

 

“Las cianobacterias son anaeróbicas, es decir que son microorganismos que sólo pueden desarrollar sus procesos vitales en condiciones de falta de oxígeno, e inclusive en zonas donde hay poca luz. Por esta razón, generan procesos como el fuerte olor, a partir de un metro, un metro y medio de profundidad, donde empieza a disminuir la luz solar y el oxígeno”, agregó el funcionario municipal. Un dato importante en relación a esto: el lago, en ciertos puntos, alcanza profundidades de entre 5 y 7 metros. 

 

Cappi también aseguró que “en los últimos meses, otro de los factores que influyó a este presente fueron las elevadas temperaturas que se registraron en la ciudad, y al encontrase en obra los sectores de piletones, el lago no contó con este aporte (de origen subterráneo), que resulta el de mayor caudal, recibiendo en los últimos meses casi la totalidad de los aportes provenientes de las lluvias, con gran carga orgánica, aspecto que favorece aún más la actividad de estos microorganismos”.

 

Cappi reconoció que “tal como lo establece el proyecto que desarrolló el Conicet hace unos años, para una última etapa de mantenimiento del cuerpo de agua, al actual sistema de circulación ya descripto debería sumarse un sistema de aireación y recirculación como metodología de mantenimiento. En tal sentido estamos analizando actualmente diversas alternativas técnicas para el desarrollo de una propuesta de aireación con bombas móviles sobre pontones, que tomen agua de diversas profundidades y generen chorros, en distintos puntos del lago, generando así un nuevo circuito de circulación y aireación del agua”.

 

A partir de la pronta puesta en funcionamiento de los chorros de los piletones y de los juegos acuáticos, comenzará a generarse una mayor circulación del agua, al ingresar un mayor caudal, que irá retrotrayendo los efectos de la eutrofización. Si bien esa no sería una solución total, sí podría llegar a ser el comienzo de un proceso de recuperación de un espacio tan sentido por los santafesinos. 

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