Advierten sobre el exceso calórico de las dietas de los cumpleaños

Advierten sobre el exceso calórico de las dietas de los cumpleaños
Un informe calculó que un chico argentino durante un festejo de dos o tres horas consume las calorías equivalentes a las comidas de todo un día.
Un famoso estudio sobre el consumo de gaseosas concluyó que una de las claves del éxito es que los fabricantes lograron unir su consumo al hecho de estar con amigos y, en cierto modo, a la felicidad. No es que sean particularmente ricas, ni mucho menos, ni que hagan bien a la salud, sino que son, por ejemplo, “sentir de verdad”.

Algo similar sucede con las curiosas dietas de los cumpleaños argentinos típicos; excesivos en grasa, sal y calorías, pero que los chicos relacionan con estar con amigos, correr, jugar, lo de siempre. Ese comer mal de chicos posiblemente marque sus consumos de adulto.

Así lo señaló un trabajo del Centro Médico Fundación DAAT, al que accedió este diario en exclusiva. Lo que hizo el equipo que encabeza Viviana Baranchuk fue tomar una muestra aleatoria del consumo de 100 niños de entre 6 y 10 años en diferentes barrios de la Ciudad de Buenos Aires para tomar un consumo promedio.

El resultado es llamativo, aunque relativamente esperable según lo que se puede observar a simple vista con mínima sensibilidad (es más, en algunos ítems hasta parecen quedarse cortos): 100 gramos de papas fritas de paquete, 200 gramos de chizitos, 50 gramos de palitos salados, 8 caramelos masticables, 600 mililitros de gaseosas cola regulares (es decir, con azúcar), una porción pequeñísima de bizcochuelo (50 gramos), dos sándwiches de miga (200 gramos). El total suma 2.708 calorías. Es decir que en las dos o tres horas que puede durar la celebración un niño consume incluso más del 50% de las calorías que necesita por día si tiene 6 años (el cálculo es sobre las 2.000 calorías necesarias para un chico de unos 20 kilos y 1,12 metro, precisa el estudio).

Además, este tipo de comidas excede los requerimientos de grasas y se adquieren muchas calorías pero con un bajo porcentaje de proteínas, que son importantes para el buen funcionamiento de los órganos del cuerpo.

“El día que un niño concurre a un cumpleaños puede llegar a consumir 5.000 calorías, lo que implica un exceso notable de las necesidades diarias”, dijo Baranchuk, quien a su vez se alarma en este contexto respecto de la ya conocida tendencia mundial a incorporar alimentos hipercalóricos aunque el cuerpo no los necesite, lo que lleva a una epidemia de obesidad, que no es sólo un problema estético sino de salud del que los ministerios, por ejemplo, han tomado debida nota.

Además es preciso señalar que la Argentina es el país líder mundial en consumo de gaseosas, con 131 litros por año per cápita, por delante de Chile (121), México (119) y Estados Unidos (112), según un estudio de Euromonitor Internacional para 2012. El primer país europeo, Noruega, apenas llega a 91 litros anuales por persona. Argentina también es líder regional en el consumo de snacks.

El trabajo de DAAT agrega al final la opción de una dieta más balanceada de cumpleaños, de hasta mil calorías menos (ver recuadro).

Es difícil romper la inercia cultural que “obliga” a que la felicidad de los festejos esté unida a consumos perniciosos para la salud. Y que hace que los que no los tienen parezcan “festejos tristes”

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