Admiten trabajo infantil y sin registrar en quintas hortícolas

Admiten trabajo infantil y sin registrar en quintas hortícolas

Desde el Ministerio de Trabajo reconocen el problema y dan cuenta de un protocolo para los operativos. Hay casos a pocas cuadras del centro de Paraná. Aconsejan denunciar la explotación.

Paraná tiene un importante cordón hortícola, una franja de quintas hacia sus afueras que producen todo tipo de alimentos, sobre todo hojas verdes, que luego se venden en las verdulerías y llegan a la mesa cada día. Hace años hubo denuncias sobre trabajo infantil y sin registrar en esas zonas semiurbanas. Con el paso del tiempo, otra vez aparecieron casos que alertan sobre este tipo de explotación.

Cuando llega un inspector del Ministerio de Trabajo, los más chicos corren, se esconden, buscan un lugar donde no se los vea. Si hay mayores sin registrar, hay patrones que los obligan a mentir: tienen que afirmar que los tomaron ese mismo día o que recién llevan una sola jornada en blanco.

No son todas las quintas iguales, pero en algunas aprovechan la situación de necesidad de los trabajadores; si denuncian sus condiciones laborales, los echan y se quedan sin nada.

Hay familias que viven sin camas, duermen sobre un colchón arriba de los mismos cajones con los que al otro día deberán transportar acelga o lechuga. Algunos niños quedan a la deriva durante la jornada laboral hasta que tienen edad como para empezar a cortar y cargar la producción.

No solo ocurre en el medio de un campo, también es un problema cercano al centro de la capital provincial. UNO conoció la historia de Héctor Luis Figueroa, un joven de 19 años que afirma que desde los 13 trabajó en una quinta en el sur de Paraná. Una cuchilla le abrió la pierna y lo echaron.

El trabajo infantil no es fácil de erradicar, pero se han tomado algunas medidas. “Admitir que existe el trabajo infantil y sin registrar es uno de los pasos para poder erradicarlo. El Ministerio de Trabajo de Entre Ríos lo reconoció y ha encarado un protocolo para terminar con esa explotación laboral”, dijo a UNO Osvaldo Barbieri, coordinador de Higiene y Seguridad del Ministerio de Trabajo y responsable de la Comisión para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Copreti).

“El hecho de reconocer el problema nos permitió salir a la calle y comenzamos con los operativos”, agregó.

A partir de las experiencias, comentó distintas situaciones que se repiten en cada caso: los chicos que se escapan cuando llegan las inspecciones, trabajadores escondidos durante horas a exigencias del patrón para que no quede al descubierto la informalidad de su trabajo y otras particularidades de similares características.

El sector hortícola de Paraná es muy importante, en 2013 por ejemplo, la producción de hoja como lechuga y acelga, pero también el zapallito, la calabaza, la batata y la zanahoria, cubrió el 50% de la demanda local.

Barbieri señaló la importancia de que se radiquen las denuncias cuando ocurren estos casos. “Ante la denuncia caemos con una inspección y si hay infantes o presunción de niños, se busca su contención inmediata”, sostuvo.

Estos operativos se hacen con presencia del Copnaf en el caso de que sea posible y hasta participan otros Ministerios como el de Desarrollo Social, de Salud y de Educación.

“Lo que se intenta además es contener a la familia. Cuando se dan estos casos se clausura el lugar de trabajo e interviene Higiene y Seguridad, para contemplar las condiciones de vida de esos trabajadores”, afirmó Barbieri.

Como sea, hay nuevos casos de explotación laboral con menores de edad que trabajan a la par de los adultos y una informalidad que se extiende a lo largo del tiempo; situaciones que no siempre ocurren en el medio de un campo, sino que a veces se dan mucho más cerca de lo que algunos suponen.

Trabajó desde los 13 años, se cortó la pierna y lo echaron

Héctor Luis Figueroa afirmó que trabajó en una quinta hortícola desde los 13 años, hasta el 20 de marzo, cuando tuvo un accidente. Tiene 19 años y nunca contó con obra social, jubilación, vacaciones pagas ni adicionales.

Se subió a una moto con un compañero de trabajo en la misma quinta y al cruzar la pierna se la cortó con el cuchillo para la verdura; fue un tajo grande que ahora, cicatrizada y todo, le genera problemas para caminar. “El patrón lo llevó al hospital y lo dejó en la Guardia. Después lo llevaron a un médico laboral que tienen ellos y nada más. Hasta el día de hoy se olvidaron de mi hijo”, dijo su madre, Norma Raquel Antivero.

La quinta donde trabajó Héctor está ubicada en el sur de la ciudad a menos de 20 minutos del centro. “Quiero que reconozcan que trabajó ahí desde los 13 años y en negro, y también el daño que tiene en la pierna”, agregó.

Héctor dio cuenta de cómo fue el trabajo que hizo durante seis años; los días de lluvia no tenía ni siquiera nada para taparse e igual juntaba la verdura. Cobraba 700 pesos por semana. El día arrancaba a las 6 y terminaba a las 20. Explicó que hay otros trabajadores en situaciones similares. “También hay medieros de Bolivia. Les dan una parte del terreno y ellos devuelven un porcentaje de lo que hacen. Son muchos y viven ahí. Tiene una pieza y un baño para seis o siete familias”, destacó.

Jorge Gogniat es el abogado de la familia y contó que están próximos a iniciar un juicio luego de una serie de intimaciones. “Ante la negativa de reconocer a Héctor como trabajador, se dio por rescindida la relación laboral y estamos para iniciar la demanda en los próximos días”.

Jardín rural

Osvaldo Barbieri, del Ministerio de Trabajo de la Provincia, contó que se firmó en Buenos Aires un convenio para la apertura de un Jardín de Cosecha en Concordia y de un Centro de Cuidado Infantil en Paraná.

“Será un lugar para que el trabajador pueda dejar a sus niños al cuidado, durante la jornada laboral. Los chicos tendrán deporte, ayuda escolar y demás. Tenemos casos de madres que llevaban al bebé al lugar de trabajo”, explicó. El de Concordia estará destinado a los trabajadores del arándano y el de Paraná, en principio, será para quienes se desempeñen en la planta recicladora. Barbieri, remarcó: “No sirve esconder los problemas. Preferimos decir que los tenemos y trabajar para encontrarle solución”.

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