Adelgazó 10 kilos por stress: Funcionaria de Vidal ya suma docena de denuncias por violencia laboral

Tal y como lo diéramos a conocer en forma exclusiva días atrás, en un caso sin precedentes, la directora del Registro de las Personas de la provincia de Buenos Aires, Romina Rodríguez, fue denunciada por autoridades y trabajadores del organismo una docena de oportunidades; en todos los casos por “violencia laboral”. Durante la última semana se sumaron dos denuncias más.

Una de ellas es la de Claudio Cantarelli, quien desde el 2005 desempeñaba tareas como delegado del Registro de las Personas de la localidad de El Dique, en Ensenada. Y esta semana se sumó a la ola de denuncias contra la directora del organismo, incluyendo en la misma a la coordinadora de la dirección Técnica, María Silvia Carmona.

Según detalló por escrito ante el ministro de Gobierno Federico Salvai, al igual que el resto de los empleados, el denunciante temía por su continuidad laboral. Entre fines de julio y comienzo de agosto,Cantarelli mantuvo reuniones con la entonces jefa de Gabinete, Florencia Quiroga, y la titular del organismo, Romina Rodríguez, donde procedió a entregarle su CV. Ese fue el inicio de los maltratos.

“Luego de una breve charla, la directora provincial me manifiesta que doy con el perfil para ser designado director Técnico”, comenzó indicando. “Debo destacar que ante semejante propuesta le manifesté la posibilidad de elegir, recibiendo solo una mirada como respuesta. Inmediatamente, concluyo en voz alta que: si no aceptaba su propuesta quedaría automáticamente fuera del organismo y que, si la aceptaba, tomaría el gran desafío de dirigir el área más importante del Registro. En un breve instante decido aceptar el desafío”.

Según detalla en la denuncia, todas sus tareas fueron “supervisadas y condicionadas” por la coordinadora Carmona, quien “se atribuyó su condición de superior” y “siempre marcó su superioridad jerárquica por sobre mí, encomendándome tareas típicas de un asistente personal más que de un director en funciones”.

Cantarelli denunció que los mensajes por celular “no respetaban días ni horarios, diurnos, vespertinos y nocturnos” y que las autoridades habían decidido excluirlo “arbitrariamente” de un sinfín de actividades que correspondían a su función.

“He corrido detrás de sus pasos en todo cuanto me requirió, invocando mi nombre mediante gritos y cuantas otras veces mediante gestos de su dedo índice como quien llama a un perro, acompañando su proceder mediante portazos o fines de reuniones en las que se ponía de pié y me dejaba hablando solo. Todo esto frente al público, a los agentes, en privado y en cualquier circunstancia”, cuenta Cantarelli en una extensa presentación.

Luego detalla numerosas experiencias. Según una de ellas: “Luego de entablar una charla en privado con la directora provincial en mi despacho, al otro día de ocurrida, (Carmona) me encierra de un portazo, me sienta frente a ella y cruzada de brazos en forma arrogante me increpa a que le cuente todo lo que hablé”.

Y agrega: “En perfecta sintonía, la directora provincial y la coordinadora Técnica me han prohibido el trato con infinidad de agentes, jefes, subdirectores, directores, gremios, motivados en diversas causales que iban desde su exclusiva competencia, la difamación, pasando por la discriminación hasta el punto de perseguir o ignorar a las personas que ellas señalaran”.

Según la denuncia, Carmona “en estados de ciclotimia, solía victimizarse ante mí diciendo que desde mi llegada no pudo confiar en mí (…). Utilizando el recurso de la victimización, lograba angustiarme, humillarme, manipularme emocionalmente, pues su arma letal hacia mi persona era que la directora se forme un concepto equivocado de mi persona y de ese modo prescindiría de mis servicios, sabiendo que en esas circunstancias dejaba a toda una familia sin el plato de comida”.

“En tales circunstancias he llegado a una total sensación de incertidumbre y a un pánico laboral  que inmovilizaba mi normal acción y el pensamiento, socavando mi integridad, mi dignidad, mi libertad y mi salud con picos de hipertensión y habiendo perdido 10 kilogramos en el breve lapso de dos meses”, añade Cantarelli.

“La directora provincial instruyendo mi persecución por intermedio de (…) Carmona, me prohibió reuniones con la subdirectora de Registración, Susana Costa, con quien era de mi gran interés formar criterio jurídico para resolver los expedientes de nuestra competencia”. Lo mismo hizo “con el jefe de Departamento de Archivo de Protocolos, Máximo Gordon (…), con lo cual quedaba fuera de mi órbita todo lo que acontecía en el archivo”.

Cantarelli aseguró que Carmona solía someterlo a situación denigrantes ante el resto de los trabajadores y personal jerárquico, siempre con el aval de la directora: “Solo para mencionar un episodio doméstico, invoco el mail que Carmona envió a todos los directores y coordinadores anunciando su ausencia por vacaciones, (en) el cual literalmente me desplaza de todas las cuestiones relacionadas a mi dirección y en la que se deja a cargo a agentes sin jerarquía, a los cuales he tenido que rendir explicaciones e informes de todo cuanto realizaba en el ejercicio de mis funciones”.

Y las denuncias siguen. Desde la ocasión en que “la directora provincial muy despectivamente me arroja el papel que contenía mi POD y me impide continuar informando las tareas de la dirección a mi cargo”, hasta la vez en que le encomendó “desafectar de la dirección a la agente Agustina Mateos, motivando su remoción en vinculaciones personales con el anterior director Técnico, Barcia Amuchastegui, pero sugiriéndome que exprese como motivo el hecho que yo la conocía de otro entorno social distinto del laboral”.

En una situación similar, Cantarelli denuncia haber sido extorsionado luego de que se lo obligara a desafectar otro agente: “La directora provincial no ocultó su fastidio y mal humor al recibirme (…). Evidentemente no la ha conformado el modo en que su director Técnico remueve al personal a su cargo (…). Sin rodeos la directora provincial me informa que el procedimiento para mi designación con reserva de cargo en planta había sido rechazado por el ministro. Ante esa circunstancia me solicita la renuncia a mi cargo de planta si es que decido continuar con mi designación como director Técnico”.

“Desgraciadamente debo admitir que no puedo continuar trabajando bajo la dirección de Romina Rodríguez, conozco su ensañamiento personal y su acoso persecutorio cuando decide eliminar a quien no sea obsecuente y funcional a sus desmedidos propósitos (…). Mi única intención es trabajar, como lo he hecho siempre en mi vida (…). Pero de algo estoy convencido, temo por mi continuidad laboral, temo por mi integridad mental, temo por mi intachable moral, temo por mi presente y mi incierto futuro”, concluye la denuncia. 

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