El acuerdo del Gobierno con Repsol, en vía muerta

Por Carlos Pagni |

Las negociaciones entre el Gobierno y Repsol para reparar a la petrolera española por la confiscación del 51% del paquete accionario de YPF han fracasado.

La compañía reclamaba el equivalente a US$ 10.270 millones, según un dictamen que había pedido al Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE, de España). Pero desde Buenos Aires se envió a Madrid una oferta consistente en otorgar a Repsol el 20% de una sociedad a crearse, de la que YPF sería accionista mayoritario. Ese 20% estaría constituido por 400 millones de dólares en efectivo, un bono soberano por otros 1100 millones y una fracción del yacimiento Vaca Muerta valuada por las autoridades argentinas en 3500 millones de dólares. Repsol se obligaría a hacer las inversiones de esa nueva compañía y a renunciar a sus demandas contra la Argentina.

Los ejecutivos de la empresa española consideraron que la ecuación sugerida desde Buenos Aires es inaceptable. Ni siquiera será incorporada al orden del día de la próxima asamblea de accionistas, a mediados de mayo.

La deuda derivada de la estatización de YPF se termina de agregar, entonces, a la que el Estado mantiene con el Club de París, con las empresas que ganaron arbitrajes en el Ciadi y con los holdouts . Antonio Brufau, el presidente de la acreedora, feliz: una de las condiciones que fijaba el kirchnerismo para el pacto era que rodara su cabeza.

El naufragio del acuerdo con Repsol es otra complicación para la política energética. A Miguel Galuccio se le volverá dificilísimo conseguir los fondos indispensables para incrementar la producción de hidrocarburos sin cerrar ese entredicho. Ningún inversor se arriesga a comprometer su capital en una empresa cuya propiedad está en litigio. Por lo tanto, las promesas formuladas por Galuccio al hacerse cargo de YPF seguirán siendo quimeras. Ésta es la razón por la cual él sigue empeñado en que Cristina Kirchner autorice una oferta más generosa para Repsol antes de la próxima asamblea.

No debería llamar la atención, en consecuencia, que el revés en las conversaciones con los españoles coincida con la versión de que este "mago" del petróleo pretendió, otra vez, abandonar el cargo. "Antes de las elecciones cualquier renuncia debe venir acompañada por el certificado de defunción", le habrían contestado desde la Casa Rosada. Al lado de Galuccio desmienten la versión y explican que él está trabajando en devolverle a la compañía sus viejo rol de actor social, con programas como el lanzado ayer desde Las Heras.

La imposibilidad de desarrollar los recursos de YPF tiene efectos sobre la política cambiaria. El Estado seguirá monopolizando la compra de dólares para pagar las caudalosas importaciones de combustibles. Esta urgencia explica el cepo montado por el Gobierno. Y produce un desequilibrio por culpa del cual también la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, amenazó con dejar su puesto hace dos viernes. Le respondieron lo mismo que a Galuccio.

La frustración de un entendimiento en torno de YPF mantendrá congeladas las relaciones con España. De modo que el principal puente que el país tenía con Europa seguirá roto. Esa novedad se incorpora a un panorama externo que produjo novedades decisivas en los últimos meses. Sobre todo después del acuerdo con Irán, que se aprobó en febrero -ahora se sabe- con votos que se habrían canjeado por recursos para las provincias, como confesó el diputado Jorge Garramuño.

El acercamiento con Teherán es visto por muchos gobiernos occidentales como un cambio de bando en medio de la guerra. Tal vez esa lectura haya influido en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que decidió no renovar el contrato de su subdirector Rafael Grossi. Se trata del diplomático argentino que estaba encargado de monitorear el programa nuclear iraní en nombre de las Naciones Unidas. Varias potencias, entre las cuales están los Estados Unidos e Israel, sospechan que ese programa podría estar destinado por los ayatollahs a la construcción de armas de destrucción masiva. Es posible, por lo tanto, que Grossi haya sido relevado por pertenecer a una cancillería que todavía no pudo dar razones convincentes de su giro en las vinculaciones con Irán. De todos modos, Grossi seguirá en Viena, la sede de la AIEA. Héctor Timerman lo designó embajador en esa capital.

Idilio enturbiado

Semanas después del pacto con Irán entró en crisis el vínculo con Brasil, el mayor socio comercial de la Argentina. Fue porque Vale, la segunda minera del planeta, resolvió abandonar el proyecto Río Colorado, radicado en Mendoza y presupuestado en 6000 millones de dólares. La insultante reacción del kirchnerismo llevó a Dilma Rousseff a suspender un viaje al país. La visita se produjo recién el jueves pasado. Tuvo un formato extraño. Las presidentas pasaron un par de horas a solas y después convocaron a algunos funcionarios de manera individual (el odio de la señora de Kirchner por las reuniones de gabinete se incrementa en presencia de terceros). El ritual sirvió para dar una buena noticia: Vale se irá igual, pero sin ruidos laborales. El optimismo brasileño es inclaudicable.

El idilio con el principal vecino también se vio enturbiado por la pretensión de que Cristóbal López -a quien la prensa brasileña presenta, con escándalo, como "el amigo de Cristina Kirchner"- capture el control de Petrobras Argentina. La presidenta de la empresa, Maria das Graças Foster, que formó parte de la comitiva de Rousseff, opone cierta resistencia. Ahora se evalúa que la compradora sea YPF. Tenaz, López sigue golpeando puertas en Río de Janeiro con una oferta que podría alcanzar los 1800 millones de dólares. O su equivalente en kilogramos.

El trato de los Estados Unidos con la Argentina también ha empeorado. La dirigencia de ese país ya no se inhibe de tomar decisiones que antes evitaba para mantener la armonía con Buenos Aires. El viernes pasado, 16 diputados oficialistas y opositores, encabezados por el republicano Mario Díaz-Balart, presentaron un proyecto de resolución (http://www.opencongress.org/bill/113-hr170/text) para que la administración de Barack Obama reconozca el resultado del referéndum de marzo pasado, en el que los habitantes de las islas Malvinas manifestaron su voluntad de seguir bajo el dominio británico.

La iniciativa de estos legisladores rompe con la neutralidad que había mantenido hasta ahora la política norteamericana frente al conflicto por Malvinas. Un paso que fue insinuado por John Kerry en su primera visita a Londres como secretario de Estado, en febrero pasado. En esa ocasión, Kerry se apartó del discurso de su antecesora Hillary Clinton. Ya no recomendó que las partes dialoguen sobre la soberanía. Apenas pidió que lo hagan sobre asuntos prácticos -turismo, petróleo, pesca-, que es lo que reclama el Reino Unido.

Como si se hubiera clausurado una era de "indiferencia estratégica", desde que Cristina Kirchner acordó con Irán la Argentina despierta interés en la clase dirigente norteamericana. Otra demostración es el largo informe que Douglas Farah presentó en el Senado de los Estados Unidos, con el título Back to the future (Regreso al futuro: http://www.strategycenter.net/docLib/20130227_BacktotheFuture.pdf ).

Farah es un analista de asuntos internacionales, sobre todo en cuestiones de defensa y seguridad. Tiene su propia consultora, pero también investiga para el gravitante Center of Strategic and International Studies (CSIS), un think tank con el que el petrolero Carlos Bulgheroni tuvo una relación histórica y en el que Nilda Garré tomó lecciones cuando era ministra de Defensa.

Farah publicó su dossier en febrero pasado. A lo largo de 64 páginas repasa los aspectos más sombríos de la gestión de Cristina Kirchner: la relación con el régimen iraní; el cambio de posición frente al atentado contra la AMIA a pesar de las investigaciones del fiscal Alberto Nisman, reconstruidas en el texto; la expansión del crimen organizado, en especial del tráfico de drogas; las relaciones sospechosas con empresarios amigos del poder, sobre todo en el sector energético, y los ataques a la libertad de expresión, no sólo por la estigmatización del periodismo independiente, sino también por la presión sobre los medios a través de la administración de la publicidad oficial y de la intervención en el mercado del papel.

El trabajo de Farah, que será discutido en el Congreso de los Estados Unidos, se abre con esta afirmación: "Bajo el corrupto gobierno populista de Cristina Fernández de Kirchner la Argentina está regresando a la ruina". El libro negro que Farah se propuso escribir sobre el kirchnerismo es anterior al avance de la Casa Rosada sobre la Justicia y al estallido del caso Báez, cuyas derivaciones internacionales, sobre todo en el terreno financiero, todavía están por aparecer.

Como describió un sofisticado analista porteño, "el Gobierno tiró de la cola de demasiados leones y ahora esos leones se dan vuelta". Países que se consideran afectados por el kirchnerismo toman ahora resoluciones perjudiciales para la Argentina. Es decir: el ciclo del aislamiento ha terminado, pero por iniciativa de los otros. Todo un desafío para la épica de Cristina Kirchner. O para su álter ego imaginario, Daenerys Targaryen, la heroína de la serie Game of Thrones, la Madre de los Dragones, que sueña dominar el mundo..

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