“Actuar ante el cambio climático es una cuestión de calidad de vida”

“Actuar ante el cambio climático es una cuestión de calidad de vida”

Lo dijo a LA CAPITAL Enrique Maurtua Konstantinidis, especialista de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales. Pero advirtió que algunas empresas lo ven como "una amenaza para sus negocios".

El director de Cambio Climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Enrique Maurtua Konstantinidis, aseguró ayer que actuar ante el cambio climático “no solo es una cuestión de compromiso o de voluntad política”, sino “de calidad de vida”, pero advirtió que algunas empresas “lo ven como una amenaza para sus negocios”.

Konstantinidis participó en Mar del Plata del 1° Foro Regional de Responsabilidad Social Empresaria y Desarrollo Sostenible, que se llevó a cabo bajo el lema “Innovación para la gestión empresarial” en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas.

El especialista aludió al Acuerdo de París, suscripto en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

“El Acuerdo de París nos habla de limitar la temperatura mundial a 1,5 grados de aumento o 2 grados, y para eso es necesario reducir emisiones. El acuerdo también se encarga de atender las necesidades de los países más vulnerables. Hay países que son poderosos, que tienen infraestructura, que tienen capacidades. Hay países de renta media, como el nuestro. Y hay países que son muy vulnerables ante los impactos del cambio climático”, señaló a LA CAPITAL.

“El acuerdo trata de atender todas esas necesidades. Es un acuerdo global entre gobiernos. Cuando baja a escala nacional, se traduce en que hay que empezar a cambiar la manera de producir, la manera de consumir, la manera de generar electricidad, la manera de consumir esa electricidad”, enumeró.

Indicó que todo eso “implica cambios estructurales que en algunos casos son importantes y en otros serán un poco más livianos, dependiendo del país, su capacidad y sus recursos”.

Argentina es uno de los primeros países que firmó y ratificó el acuerdo, pero, ¿hay conciencia de la necesidad de reducir las emisiones por parte de las empresas? “Hay determinados sectores que sí son conscientes y están involucrados”, respondió Konstantinidis. “Pero no todas las empresas están al tanto o participan activamente. Otras quizá no tienen interés. Eso se ve. Hay mucha gente que se resiste a todo este cambio que va a empezar a venir porque lo ven como una amenaza para sus negocios”, añadió.

El miembro de la FARN mencionó la “contribución nacional” que se comprometió a llevar adelante el gobierno argentino. “Viene a ser su compromiso climático. Ahí se estipulan objetivos para empezar a reducir emisiones para adaptarse al cambio climático y empezar a cambiar sectores productivos. Se aborda el tema de la energía, el cambio de uso del suelo, la forestación, la agricultura, los residuos, la industria y el transporte. E incorpora la adaptación”, comentó.

A su entender, más allá de que las empresas estén interesadas o no, “el clima va a cambiar igual, entonces el país tiene que adaptarse a esos nuevos escenarios”, como la posibilidad de que se produzcan desastres naturales.

Energías renovables

Konstantinidis celebró que la Argentina esté “apostando mucho a las energías renovables”. Puntualizó que “ya se hicieron dos licitaciones este año para aumentar la capacidad de energías renovables en el país y “se supone que va a haber nueve más en el futuro”, lo cual consideró “una buena noticia”.

Además, se está trabajando una ley de generación distribuida. “Es decir, que uno pueda producir la energía en su casa y, si no la consume, la pueda vender a la red. De esa manera, las propias personas en lugar de ser consumidores pasarían a ser prosumidores”, diferenció.

Dejó en claro, sin embargo, que en la Argentina “no se están cerrando centrales nucleares, no se están cancelando proyectos de grandes hidroeléctricas y Vaca Muerta sigue siendo un gran tesoro para muchos”. En otras palabras, no es que se dejen de lado los proyectos relacionados con las energías tradicionales, “pero sí se están incorporando otras”.

Desde su punto de vista, algunos de estos cambios demorarán más tiempo y otros menos, algunos tendrán más impacto y otros no tanto. “Pero, en general, se está viendo que cada vez hay más conciencia. No solo por una cuestión de compromiso, de voluntad política, sino también por una cuestión que tiene que ver con la calidad de vida que queremos”, subrayó.

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