Ayer a partir de las 18.30 se llevó a cabo la IV Fiesta de la Hermandad en el Salón Blanco de la Municipalidad, con el objetivo de homenajear a los inmigrantes que residen en esta ciudad. El evento fue organizado por el Centro de Inmigrantes de Tandil.
En un Salón Blanco colmado, se concretó el homenaje que estuvo cargado de emotividad y recuerdos.
En primer lugar ingresaron al lugar las 22 banderas de países sudamericanos, europeos y asiáticos y luego se cantó el Himno Nacional. A continuación, comenzó a sonar la alarma del barco a la vez que ingresaron uno por uno los inmigrantes con sus atuendos típicos que pasaban por una mesa donde estaba ubicado el aduanero que les sellaba el pasaporte.
Luego, cada uno de ellos se presentó al público contando una breve referencia de su procedencia en su idioma natal (en muchos casos la representación la realizó un familiar de los inmigrantes). En ese momento hubo palabras cargadas de hermosos recuerdos de aquellas épocas que a su vez reflejaron el gran esfuerzo y las vicisitudes que debieron pasar esas personas que tuvieron que cambiar abruptamente sus vidas en un país desconocido. Hubo relatos de los largos viajes en barco para arribar a este país y los modos de vida de aquellos inmigrantes que emprendían un nuevo camino.
Algunos rememoraron a sus familiares a través del canto también. Después se entregaron diplomas expedidos por la Oficina de Migraciones de Mar del Plata.
Por último, se presentaron distintos tipos de espectáculos artísticos como danzas españolas, los chilenos con su cueca, música brasilera y un coro italiano.
En busca de paz y amor
Francisco Tripodi, uno de los organizadores del encuentro, destacó la importancia de la fiesta porque “es un reconocimiento que se nos hace a los que hemos venido del otro lado del charco en busca de paz y de amor”.
“Esa paz y ese amor que nos dio esta tierra nos permitió formar nuestros hogares y nuestra familias”, expresó sin poder contener las lágrimas.
Y remarcó su emoción al ver el Salón Blanco lleno. “Esto significa que sirvió lo que hicimos, hemos trabajado mucho para concretar la fiesta de las colectividades y esto me llena de gozo”, subrayó.
En tanto, Milton Trasante, quien también participó de la organización, expuso que “lo que hacemos fundamentalmente es defender las raíces de las distintas etnias y poder cultivar en la Argentina lo que este país nos ha dado, nuestra familia, nuestros hijos, nuestra profesión. Por lo tanto, uno de los objetivos principales que me llevó a participar de las colectividades es la unidad, la diversidad y el respeto por las distintas culturas y tender a mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos”.
A su turno, el presidente de la Unión de Colectividades de Tandil, Silvio Battaia, recordó que “nadie se quejaba de trabajar. He tenido oportunidad de ver muchos inmigrantes y sé el trabajo y el esfuerzo que han hecho y lo hicieron para que Tandil fuera grande”.
“Siempre fue la palabra de mi padre, como buen inmigrante: ´ustedes se quejan de llenos´. Y es cierto, yo creo que mucha gente grande ha pasado las mil y una realmente. Cuando miro para atrás y veo hoy a muchos jóvenes que se quejan, verdaderamente no saben lo que pasaron nuestros queridos padres y abuelos, no tienen la más pálida idea. Muchas veces nosotros no se los explicamos”, manifestó.
Y rememoró aquellos momentos en los que eran niños y “teníamos los fogones, salíamos a buscar bosta para poner en las cocinas a leña, muchas veces parecía que ya estaba seca y cuando metíamos la mano todavía estaba fresca. Hoy tenemos gas, electricidad, tenemos todo. Yo no reniego de lo mío, me crié en un ranchito de barro en un pueblito, piso de tierra, pero estoy contento y agradezco a mi padre realmente por lo que me enseñó”.
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