La UCR le aconseja a Macri defender mejor la gestión e insistir con la herencia K

La UCR le aconseja a Macri defender mejor la gestión e insistir con la herencia K

Referentes de esa fuerza se lo dijeron anoche en Olivos. Fue en un asado en el que debatieron sobre el armado para octubre junto a otras figuras del PRO. Sólo irían separados en Capital. 

La gestión es la campaña, le recordaron anoche a Mauricio Macri con extrema diplomacia los referentes del radicalismo invitados a Olivos para empezar a barajar cara a cara la estrategia para las elecciones legislativas de octubre.

Como le anticipó a Clarín el jefe de la UCR, José Corral, la intención del principal aliado del PRO es garantizar la presencia de Cambiemos en la mayoría de los distritos e instalar como mensaje electoral que “es más conveniente seguir con la propuesta del cambio que volver para atrás”. Para ello, sostiene, es necesario “que se comuniquen mejor los esfuerzos que hace el Gobierno para dejar atrás la hipoteca que dejó el kirchnerismo en materia económica y social”.

La bilateral entre radicales y macristas consistió en un asado compartido por nueve jugadores de cada lado. Corral llegó junto a su antecesor y virtual ministro sin cartera del Gobierno, Ernesto Sanz, más los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Gerardo Morales (Jujuy) y Ricardo Colombi (Corrientes). También estuvieron los jefes parlamentarios, Mario Negri (Diputados) y Angel Rozas (Senado), la titular de la Convención partidaria, Lilia Puig de Stubrin, y el vicegobernador bonaerense, Daniel Salvador.

La comitiva llevó un pormenorizado informe de la situación en cada provincia e insinuó la pretensión de ubicar al número uno de las listas en la mayoría de ellas, en base a su representación territorial. Capítulo aparte, aceptaron los huéspedes, son las situaciones de la Capital, donde no está constituido Cambiemos y la UCR amenaza con volver a encolumnarse detrás de Martín Lousteau, y provincia de Buenos Aires, epicentro de la “madre de todas las batallas”. Saben que allí Macri y María Eugenia Vidal tendrán la última palabra.

En la previa, el grupo tuvo una aproximación al estado de la economía. Fue un encuentro de hora y media con los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y de Finanzas, Luis Caputo, asistidos por los vicejefes de Gabinete Gustavo Lopetegui y Mario Quintana. Llamativamente, Sanz se sentó entre Dujovne y Caputo.

En el casco principal de la residencia los esperaba el Presidente junto a Vidal y al vicejefe porteño, Diego Santilli, en representación de Horacio Rodríguez Larreta, que goza de vacaciones. Completaron el elenco macrista la vicepresidenta Gabriel Michetti; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el secretario de la Presidencia, Fernando de Andreis; el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y el presidente del PRO, Humberto Schiavoni.

La idea de hacer hincapié en la herencia K fue un clamor de la UCR en los inicios de la gestión, del que se hizo eco el Presidente a regañadientes -aunque con largas parrafadas- en la apertura legislativa del 1° de marzo. Ahora sus aliados vuelven a la carga, alegando que la dificultad para que arranque la economía podría provocarle un dolor de cabeza electoral al oficialismo. Consideran que se debería advertir a la sociedad que aún las causas no fueron removidas. “Nos entregaron una economía a punto de colapsar y mucha gente todavía no se dio cuenta”, dice Corral. Otro punto del debate fue la necesidad de “polarizar” con el peronismo, para achicarle el margen a Sergio Massa.

Por otro lado, el jefe partidario e intendente de Santa Fe reconoció que el Presidente se difere ncia de Cristina Kirchner en que “sabe escuchar”. Pone como ejemplo que “cuando una medida provoca debate, es capaz de corregirla, como el caso del decreto de los feriados”.

Con todo, los radicales distinguen con cierta molestia entre el diálogo que les ofrece Macri cuando hay que encarar estrategias parlamentarias (sean problemas con alguna ley o, como anoche, la necesidad de sumar votos) y el hermetismo que les dispensa cuando cocina medidas sensibles del Gobierno. De esa dicotomía se nutren las voces disidentes que buscan despegarse de las posturas más distantes que adoptan funcionarios del PRO en relación a la tradición radical: léase derechos humanos o mano dura contra la inseguridad.

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