Aborto: La solicitada de los intelectuales, periodistas y artistas a favor de la despenalización

Aborto: La solicitada de los intelectuales, periodistas y artistas a favor de la despenalización

Sebrelli, Lanata, Kovadloff, Andahazi, Brandoni, Aguinis y Sarlo, entre otros, firmaron una petición cuando comienzan los debates parlamentarios. El texto completo y todas las firmas.

Esta semana comienza el debate parlamentario en comisiones para tratar los proyectos de despenalización y legalización del la interrupción voluntaria del embarazo. En coincidencia, este día se ha dado a conocer una solicitada firmada por un abanico de figuras del ámbito intelectual argentino, como así también del periodismo, del sector académico y del artístico.  Figuras que van desde Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff y Beatriz Sarlo, hasta Jorge Lanata, Fernando Iglesias y Luis Brandoni, suscribieron una misiva en la que se manifiestan “a favor de la legalización y la gratuidad de la interrupción voluntaria del embarazo”.

El aborto ha dividido las aguas en las cámaras legislativas e, incluso, puertas para dentro de los respectivos partidos, algo que incluye a Cambiemos, con posturas dispuestas al diálogo aún en contra de la despenalización, como la del propio presidente Mauricio Macri, las que están abiertamente en contra como la diputada Elisa Carrió, y los que están abiertamente a favor, llegando al caso del diputado Fabio Quetglas que se presentó a la apertura de sesiones del primero de marzo con el pañuelo verde que simboliza a quienes militan por la despenalización.

 

A continuación, el texto completo:

A FAVOR DE LA LEGALIZACIÓN Y LA GRATUIDAD DE LA INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DEL EMBARAZO

Los abajo firmantes, escritores, periodistas, artistas, académicos, intelectuales y ciudadanos comprometidos con los derechos individuales y la igualdad de género, queremos manifestar nuestro apoyo a la legalización y gratuidad de la interrupción voluntaria del embarazo en la República Argentina.

Reiterados estudios y experiencias demuestran que la interrupción del embarazo es una práctica extendida en todas las sociedades y que su penalización no reduce el número de abortos pero sí obliga a las mujeres pertenecientes a los estratos más vulnerables de la sociedad a practicarlos en la clandestinidad, estableciendo una divisoria social inaceptable entre quienes gozan de recursos económicos suficientes para garantizarse condiciones sanitarias adecuadas, y quienes no.

La legalización y gratuidad de la interrupción voluntaria del embarazo no obliga a abortar ni promueve el aborto, y no aumenta su número sino que lo disminuye, reduciendo además, drásticamente, la mortalidad materna. Así lo ha afirmado el actual Ministro de Salud de la Nación, Dr. Adolfo Rubinstein, quien señaló también que los abortos practicados ilegalmente son la primera causa de mortalidad materna en nuestro país. Por lo tanto, legalizar la interrupción voluntaria del embarazo no significa despreciar la vida sino asegurarse de que los abortos se realicen en condiciones sanitarias adecuadas e impedir la persecución penal de mujeres que atraviesan un momento de dolor y fragilidad. La legalización y la gratuidad pueden facilitar también la asistencia de especialistas que ayuden a esas mujeres a considerar opciones alternativas al aborto, apoyarlas si deciden continuar con su embarazo y ayudarlas a tomar decisiones conscientes e informadas.

Respetar todas las creencias implica reconocer que el momento en que se considera efectiva la existencia de un ser humano es, por lo menos, debatible. Que la legislación vigente contemple penas muy diferentes para el aborto y para el homicidio, consienta la interrupción del embarazo en muchos casos y permita utilizar libremente algunas formas químicas de interrupción del embarazo demuestra que tales divergencias tienen ya reflejo en nuestro orden legal. En estas circunstancias, que un sector de la sociedad pretenda seguir imponiendo sus propios criterios y convicciones mediante la acción coactiva del Estado viola las libertades individuales y afecta gravemente los derechos de un sector triplemente discriminado: las mujeres jóvenes y pobres. No por casualidad, las sociedades que ostentan los mejores estándares de derechos humanos, desarrollo económico y bienestar personal han legalizado la interrupción voluntaria del embarazo hace décadas. En la mayoría de ellas, forma parte de los servicios que los sistemas sanitarios proveen gratuitamente.

Finalmente, consideramos al aborto un recurso de última instancia y abogamos, como hemos hecho siempre, porque el Estado garantice una educación sexual de calidad y el acceso a métodos anticonceptivos adecuados. Celebramos también que este tema haya llegado finalmente al Congreso Nacional, pero no nos parece suficiente. Creemos que la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y su inclusión entre los procedimientos previstos por el sistema sanitario en el marco de un amplio programa de educación sexual y salud reproductiva configuraría un valioso avance hacia el respeto de los derechos individuales y la igualdad de género. Por eso, solicitamos su aprobación a nuestros representantes. Para que esta ocasión histórica no se pierda y este importante paso hacia la adecuación de las leyes a la realidad social del siglo XXI sea dado de manera completa.

Marcos Aguinis, Laura Alonso, Federico Andahazi, Carolina Azzi, Anahí Ballent, William Batista, Marcelo Birmajer, Beto Brandoni, Mario Bunge, Christian Cao, Eugenia Estenssoro, Rafael Filippellli, Gonzalo Garcés, Daniel Helft, Ricardo Ibarlucía, Fernando Iglesias, Santiago Kovadloff, Sebastián Linares Lejarraga, Emilio Laferriere, Jorge Lanata, Nicolás Lucca, Lucas Luchilo, Lucas Llach, Silvia Mercado, Eugenio Monjeau, Julio Montero, Javier Navia, Gustavo Noriega, Fernando Pedrosa, Ernesto Fernández Polcuch, Lilia Puig de Stubrin, Fabio Quetglas, Luis Alberto Romero, Alejandro Rozitchner, Gabriela Saldaña, Beatriz Sarlo, Catalina Saugy, Juan José Sebreli, Jorge Sigal, María Zorzón, y siguen las firmas…

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