El aborto, una brasa cada vez más caliente

El aborto, una brasa cada vez más caliente

Por: Ricardo Roa. El radical Rubinstein quiso dejar un mensaje y lo metió a Macri en un problema que no resolvió de la mejor manera.

A días de dejar el gobierno, Adolfo Rubinstein lo metió en un problema a Macri y no en un problema cualquiera: lo forzó a decidir sobre avanzar o no avanzar con el aborto legal​. Y Mauricio Macri lo resolvió a su manera, que no fue la mejor manera ni la manera más oportuna.

Macri podía haber bajado el protocolo de Rubinstein y en el mismo acto de bajarlo enviarlo al Congreso para que el Congreso decidiera por ley si hay que aplicarlo o no, como ahora quieren hacer diputados radicales correligionarios de Rubinstein. Una salida típicamente política y a la vez un desafío a Macri.

Prefirió privilegiar el criterio de autoridad: como Rubinstein se cortó solo y mandó publicar el protocolo en el Boletín Oficial puenteando a su jefa, la ministra Stanley, anuló la medida y obligó al secretario a renunciar. Sin decirlo dijo que el tema debió consensuarse puertas adentro aunque la posición de Rubinstein refleje la posición oficial del Gobierno en el proyecto de nuevo Código Penal que ya está en el Congreso.

Rubinstein puso a Macri en el peor de los mundos. A última hora quiso dejar una señal de su paso por Salud. La satisfacción de cumplir desde el gobierno con las propias convicciones. Primero fue ministro, reemplazante de otro y cuando Macri achicó la cantidad de ministerios, pasó a secretario. No hace falta ser un Holmes para darse cuenta de que si comunicaba hacia arriba le iban a decir que no. Arriba es la ministra Stanley. De Rubinstein se conoce su posición a favor de despenalizar el aborto tanto como de Stanley se conoce su posición a favor de lo contrario.

Semejante lío cuando el cristinismo empieza a tomar la brasa caliente del aborto en sus manos y a pagar los costos. Al Fernández político lo enfrenta el Fernández arzobispo que habla por boca del papa Francisco, metiendo en la grieta más grieta con el tema.

El debate sobre el aborto sigue siendo esquivado por nuestra política. Es una cuestión complejísima y cruzada por convicciones religiosas y libertades individuales. En el fondo, se trata de acompañar o no acompañar cambios que se expanden por el mundo como se expandieron el divorcio y el matrimonio igualitario, resistidos en su momento por los sectores más conservadores y por la Iglesia.

Aquí, el aborto sólo está permitido cuando corre peligro la vida de la madre, cuando la madre violada tiene retraso madurativo o directamente cuando la madre ha sido violada, y esto por un fallo clave de la Corte. Y sin que sea necesario denunciar judicialmente la violación. Desde el de González García en 2007 hasta el derogado de Rubinstein, los protocolos han buscado fijar procedimientos y orientar a las personas y a los servicios de salud y evitar que hospitales y médicos rehuyan el aborto.

Pero no son de cumplimiento obligatorio y muchas provincias no los aplican. Este reproducía los últimos cambios en el Código Civil y permitía que adolescentes a partir de los 13 años puedan abortar sin autorización de los padres salvo que su salud corra grave riesgo. Ahora la palabra la tiene el gobierno cristinista.

Comentá la nota