La red “Ser Fiscal” presentó ayer por la tarde el libro “Una reforma electoral como política de Estado”, un compilado de columnas de figuras de la política y la justicia sobre propuesta al cuestionado sistema electoral argentino.

Coordinados por Claudio Bargach y Claudia García, el libro tuvo el aporte de figuras claves en la organización de los comicios como el director nacional electoral, Alejandro Tullio; y el vicepresidente de la Cámara nacional Electoral, Alberto Dalla Vía.

El kirchnerismo hizo su aporte con el senador Juan Manuel Abal Medina y la oposición dejó su sello con los diputados Carla Carrizo, de Eco; el socialista Pablo Javkin, autor del proyecto de boleta única; y el presidente de la Legislatura porteña Cristian Ritondo.

Otros colaboradores del libro fueron Rosendo Fraga, el abogado Diego Armesto, que abordó los alcances de la publicidad oficial; el defensor del Pueblo de la Ciudad, el defensor del pueblo de la Ciudad Alejandro Amor; y Gustavo Lema.

Tullio se ubicó en la primera fila del auditorio de YMCA, para escuchar al panel encargado de presentar el libro, integrado por Carrizo y el jurista Andrés Gil Domínguez.

Carrizo pidió una reforma de la ley de partidos políticos “porque tenemos que evitar el negocio del partido propio. Debe haber menos partidos y más eficientes”.

Recordó que en Brasil hay partidos nacionales que no integran el Congreso. “El Movimiento Popular Neuquino no podría tener legisladores”, comparó.

La diputada cercana a Martín Lousteau sostuvo que con la cantidad de partidos políticos que hay un sistema de boleta única sería impracticable.

Y puso sus reparos sobre el voto electrónico, porque “requiere de una justicia electoral independiente. Necesitamos un organismo electoral como el que funciona en México”.

Propuso volver con un cronograma electoral único y cuestionó el sistema de ballotage argentino, que consagra al presidente con el 45% y 40 y 10 de diferencia.

“Lo hicieron para que siga el PJ. En cualquier lugar del mundo la segunda vuelta es para que un presidente asuma con el 51% de los votos”, se lamentó.

Gil Domínguez fue más vehemente. “El caso Tucumán debe ser un día cero para mejorar la institucionalidad. Hemos naturalizado el clientelismo político”, se lamentó.

Coincidió con Carrizo en la necesidad de un órgano electoral autónomo, pero exigió “que también sea independiente del Poder Judicial”.